sábado, 12 de octubre de 2024

 



GONZALO "CHALO" MORÚA:


CONTINÚA:


De hecho, los Padres no batearon hit desde la tercera entrada, y no anotaron carreras desde la misma del  juego 3, acumulando 24 ceros consecutivos.

Los dos equipos tuvieron problemas de lesiones, llegando disminuidos a su serie divisional. El mismo Yu Darvish, quien inició por San Diego sólo comenzó cuatro juegos después de perderse más de un mes por una situación personal no especificada.

Joe Musgrove se fue a la lista de lesionados en la vuelta de comodines y Luis Arráez tuvo problemas con una rodilla aunque no perdió tiempo de juego.

Por su parte los Dodgers perdieron a su pitcher número uno Tyler Glasnow, a Clayton Kershaw, a Gavin Stone, a Michael Grove y a Brusdar Graterol. Recuperaron a Yoshinobu Yamamoto bien entrado septiembre.

Miguel Rojas no jugó los dos últimos juegos y Freddie Freeman solo se perdió un juego, aunque se veía claramente afectado por una lesión de tobillo.

De cualquier forma, esta serie divisional llegó al límite de cinco juegos, algo que indica lo parejos que estaban ambos equipos.




Al final de la línea, Dave Roberts le ganó la partida a Mike Shildt en el manejo de su personal, poniendo las piezas correctas en el momento adecuado, particularmente con sus relevistas.

Finalmente, algo que parece intrascendente, pero que sin duda tuvo un impacto en el ambiente del juego fue el involucramiento de la afición en apoyo a sus jugadores. 

Los aficionados de Los Ángeles no se caracterizan por ser muy participativos, pero la rivalidad con los Padres, atizada por Machado, Tatis y Profar, elevó el nivel de respuesta.

Se cierra este capítulo, pero tan pronto como la primavera de 2025 iniciará una nueva edición de esta rivalidad, que, apuéstelo usted, seguirá creciendo.

Ok.

 

 

 

 

 


domingo, 6 de octubre de 2024

 



Gonzalo “Chalo” Morúa

 

De nuevo entra en escena con su análisis nuestro excelso colaborador Búho por Siempre, Gonzalo “Chalo” Morúa:

De los treinta equipos que comenzaron la temporada de MLB en la primavera, en el otoño se han reducido a ocho.

Ha iniciado la fase divisional con los dos equipos sembrados y los ganadores de la etapa de comodines en cada una de las ligas.

En la Americana los Yankees enfrentan a los Tigers y los Guardianes a los Royals que eliminaron como visitantes y por barrida a los Astros y los Orioles respectivamente.

En la Nacional los Dodgers-Padres y los filis-Mets. San Diego eliminó a Atlanta en dos juegos, mientras que Nueva York necesitó los tres para ganar su serie en Milwaukee.

La fase de comodines es casi un volado, como lo muestra la eliminación de Astros, Orioles y Bravos. Aquí es determinante el momento con el que llegan los equipos.

Además, la presencia o ausencia de pitchers dominantes es crítica: Skubal puso la muestra con los Tigres y Sale no pudo hacerlo con los Bravos. Los Orioles escogieron el peor momento del año para entrar en una mala racha, simplemente no anotaron carreras, a pesar de su buena ofensiva.





En la siguiente etapa de la competencia, avanzarán los cuatro equipos que ganen tres juegos. Sigue siendo una serie muy corta, pero las escuadras que no tengan profundidad en su rotación y/o su bullpen estarán en problemas.

Esto parece cierto para los Dodgers, cuya rotación de abridores es un signo de interrogación:

Yamamoto, que abrió el primer juego, viene de una seria lesión; Flaherty, quien era el pitcher más confiable, fue designado para el segundo juego, lo que, leyendo entre líneas, es una mala señal.

Para el tercero sería el turno de Walker Buehler, que sigue sin acercarse a su nivel previo a la Tommy John que tuvo en 2022, y cerrarían con el novato Landon Knack.

Los Dodgers necesitarán urgentemente un gran trabajo de su bullpen para salir triunfadores de aquí en adelante. Tienen a todo el elenco excepto Brusdar Graterol que sigue batallando con su hombro.

Por su parte los Padres perdieron a Joe Musgrove en su segundo juego contra los bravos, y deberán recurrir a Yu Darvish y Martín Pérez.


Contaron ayer con Dylan Cease y hoy tendrán a Michael King.

Cease no ha sido tan bueno como en Chicago, pero ya lanzó un juego sin hits ni carreas este año, y King cerró muy bien la campaña. Además, reforzaron muy bien su bullpen que ya era bueno con Matt Scott y Mark Hoenig.

En el papel esta es la serie más pareja y muy posiblemente se vaya más allá de tres juegos. Dada la rivalidad entre los dos equipos, incluso el factor de la localía puede resultar importante en el desarrollo de la serie.

En cuanto a los Mets, tienen la moral muy alta, pero cerraron la temporada en Milwaukee el domingo, volaron a Atlanta para jugar un doble juego el lunes y regresaron a Milwaukee el martes para su serie de comodines, en la que tuvieron que ir a los tres juegos.



 Por otra parte, Francisco Lindor, el líder indiscutible del equipo, está jugando sin recuperarse de una lesión en su espalda baja. La carga de trabajo parece un handicap muy pesado ante un equipo de Filadelfia descansado, balanceado, experimentado y enfocado en llegar a la serie mundial.

En resumen, las ganas, la juventud de los Reales y su falta de experiencia no parecen bastar para ganar tres juegos ante Cole, Rodón y Gil. A menos que la semana de descanso afecte a Judge, Soto y el resto de la ofensiva, los Yankees deberán avanzar.

Los Guardianes son un equipo que no empapa pero moja. Fuera de José Ramírez no tienen grandes nombres, pero saben fabricar carreras y tienen bateadores de poder. Además tienen al mejor cerrador del beisbol. Hay que ganarles en ocho innings.

Para los Reales, llegar a la serie divisional es un plus. Todos hablan de la tremenda temporada de Bobby Witt, pero pocos mencionan a Salvador Pérez cuyo aporte ofensivo y liderazgo han sido claves para el joven equipo de KC, y nadie cita a Vinnie Pasquantino, que a pesar de perderse más de un mes por una fractura de pulgar produjo 99 carreras.

En la nacional los Filis deberían ganarle a los Mets  con relativa facilidad y los padres a los Dodgers, posiblemente yendo al límite.

Eso dice la lógica. Pero no hay que olvidar que estamos hablando del rey de los deportes, que es impredecible, en el que los pronósticos muy seguido van a dar al bote de la basura y los resultados sorprenden a todo el mundo.

Por eso nos gusta tanto. ¿No es cierto?

sábado, 28 de septiembre de 2024

 



DOMINGO SANTANA


BÉISBOL (2ª parte y última)

(Serie 100 años del Béisbol en Guanajuato)

 

Jorge A. Cervantes Jáuregui

 

Volvamos a Don Domingo, el mánager de la elegancia y el gran talento. Es conocido que su relación con Guanajuato inició en la década de los 50´s ya que varios años dirigió a la potente selección Guanajuato. Sus primeros registros como mánager profesional se remontan a la temporada de 1952-53 den la Liga Invernal Veracruzana en la que dirigió a Córdoba.

 

Hay nuevos registros hasta 1957 cuando en la Liga Central Mexicana dirigió a Saltillo. A partir de 1960, se vuelve alguien imprescindible en esta liga, dado su enfoque hacia la formación de peloteros. Durante 1960 y 61, dirigió a los “Tuneros” de San Luis Potosí, sucursal de “Sultanes” de Monterrey. Posteriormente, de 1963 a 1967 a los “Tuzos”.

 

Su labor en esta liga, de acuerdo con los registros, concluyó en 1969 cuando dirigió a Ciudad Mante. En todas estas temporadas, jamás fue relevado de su responsabilidad.

 

En los 21 años que duró la Liga Central, fue de los pocos managers que repitieron gallardete (con Tuzos en 1963 y 1966).

 

Su papel como mánager y forjador de peloteros fue evidente ya que como jugador se distinguió por ser un gran tocador de pelota, como estratega era sumamente exigente en esta jugada clave del béisbol.

 

Uno de sus pupilos, nuestro conocido brillantísimo ex-tuzo y gran profesional Saúl Mendoza, ha sido uno de los mejores en esa difícil jugada, el toque de sacrificio.

 

La relación entre Santana y Espino pone de cuerpo entero de lo que fue como forjador de peloteros por la importancia que tuvo en la carrera del que es considerado el mejor de todos los tiempos de México.

 

Santana en gran medida, fue quién tuvo el ojo clínico para darle un seguimiento serio y puntual al posteriormente reconocido como ídolo mexicano de este deporte.

 

jueves, 26 de septiembre de 2024

DOMINGO SANTANA; EL HISTÓRICO MANAGER DE TUZOS DE GUANAJUATO Y FORJADOR DE GRANDES PELOTEROS

 

(Serie 100 años del Béisbol en Guanajuato). 


Jorge A. Cervantes Jáuregui

 


A lo largo de estas reseñas de algunos de nuestros años de beisbol, se ha hablado con poco detalle de aquellos que finalmente llevan la responsabilidad de guiar al equipo y al que se le piden los resultados.

 

En la Liga Central o en otras de las ligas de preparación de jugadores, se pudo dar, lo que sucedió en un par de temporadas con “Tuzos”, que además de coincidir en el “armado” de una novena competitiva para luchar o ganar un gallardete, esto reforzaba las posibilidades de que nuevas promesas llegaran a ser realidad en Liga Mexicana.

 

Dediquemos a Domingo Santana un espacio por muchas razones; sin duda fue el manager histórico del equipo  “Tuzos” al dirigirlo durante cinco temporadas de las ocho que duró este ciclo de beisbol profesional en Guanajuato.

 

Para muchos, un excelente estratega al que tal vez se le desperdició a nivel de Liga Mexicana. Trataremos de revisar los distintos aspectos en los que se desempeñó dentro de la pelota Don Domingo, tanto como jugador, como manager y a su vez forjador de peloteros. Esto último no necesariamente es cierto para todos los managers.

 

Domingo Santana nació un 29 de diciembre de 1910 en Pozos, Guanajuato, que en ese entonces era Municipio. En los registros que existen de Él en la Enciclopedia del Beisbol Mexicano, y cuya información se inicia a partir de 1937, se puede ver que tuvo acción precisamente en ese año en el “Agrario”.

 


Es muy probable que se haya iniciado antes de estos años. En esa temporada, el campeonato es ganado por el “Águila” de Veracruz al “Agrario”. Y que época del beisbol es en la que jugaba Domingo Santana.

 

El inmortal Martín Dihigo ganó los tres juegos lanzándolos completos con uno y tres días de descanso entre primer y segundo y entre segundo y tercero, respectivamente.

 

Recordemos que la Liga Mexicana profesional se fundó en 1926.

 

Aparece también que jugó en 1939 en el “Anáhuac”. Posteriormente en 1942 en el “México”  al igual que en 1944, aunque en esta temporada también lo hace para el “Áuila” de Veracruz.

 

 Finalmente, y ya con poca acción, jugó para San Luis Potosí en 1946 y en su última temporada en 1951 con “Charros” de Jalisco, donde fue compañero de Adolfo “Chamaco” García.

 

Un total de 6 temporadas con espacios entre ellas.

 

Un segunda base natural; sus números indican un promedio global con el bat de 0.275. Participó en 224 juegos con 880 veces al bat, anotó 156 carreras con 242 hits y 64 carreras producidas.

 


Una época en donde la presencia de las estrellas cubanas y de estrellas de las ligas de color, inundaron nuestro beisbol.

 

Época de Ramón Bragaña, Ángel Castro, Agustín Bejerano, “La Mala” Torres, Lázaro Salazar, Martín Dihigo, Felipe Montufar, Alberto Romo Chávez, Basilio “Grillo” Rosell, Joshua Gibson, “Bill” Wrigth. Zenón Ochoa, Monford Irvin, Roberto Ortiz, y Max Lanier, entre muchísimas otras estrellas.

 

En 1939 formó parte de la novena ideal de fildeo. Como integrante de selectivos nacionales amateurs, tuvo también muy destacadas actuaciones.

 

Fue parte del histórico equipo representativo nacional, que en la VI Serie Mundial Amateur celebrado en octubre de 1943, derrotara al potentísimo equipo cubano por 2 carreras a 1 en 14 entradas, siendo ese, el juego inaugural del evento y que causó grandísimo revuelo en la Isla y desde luego en nuestro suelo.

 

Sus primeros registros como manager, aparecen en la temporada de 1952-53 en la Liga Invernal Veracruzana en la que dirigió a Córdoba, siendo luego relevado por Zenón Ochoa.

 


Nuevos registros tuvo hasta la Liga Central Mexicana conduciendo a Saltillo, esto en 1957, aunque tampoco concluye la temporada. A partir de 1960, su nombre en ese circuito, se vuelve necesario y además como se ha podido ver y se verá, con proyectos importantes dada la característica de ser una liga para formar peloteros.

 

Durante 1960 y 61 se hizo cargo de los “Tuneros” de San Luis Potosí, sucursal de “Sultanes” de Monterrey y como ya lo hemos mencionado, de 1963 a 1967 de los “Tuzos”.

 

Su labor en esa liga, de acuerdo a los registros, concluyó en 1969 cuando dirigió a Ciudad Mante.

 

En todas esas temporadas jamás fue relevado de su responsabilidad. Su papel de manager y forjador de peloteros fue evidente.

 

En los 21 años que duró la Liga, los managers que repitieron gallardete solamente fueron Domingo Santana, Oswaldo Álvarez y nuestro conocido jugador, precisamente de los peloteros que pasaron por la supervisión de Domingo Santana, Domingo el “Pato Lucas” Rivera.

 

Aparición de Espino

 


Tal vez una historia que poco se sabe en nuestro beisbol y que pone de cuerpo entero lo que fue Domingo Santana como forjador de peloteros, lo es la importancia que tuvo en la carrera nada menos y nada más, del que es considerado el mejor pelotero mexicano de todos los tiempos: Héctor Espino.

 

Santana en buena medida fue quién tuvo el ojo clínico para darle un seguimiento serio y puntual al ídolo mexicano.

 

Veamos las evidencias tomadas del libro “Héctor Espino, un hombre, un bat…¡una leyenda!”. Obra escrita sobre la vida de este extraordinario pelotero nacional por Horacio Ibarra bajo el patrocinio del Salón de la Fama del Beisbol Profesional de México.

 

Espino jugaba con un equipo llamado Process Albe en 1959 en Chihuahua. Tenía 20 años y ya era famoso por su poderío con el madero. El dirigente de ese equipo le comentó a Memo Garibay sobre Espino. Garibay era manager de los “Dorados” de Chihuahua de la Liga Nacional, en la que jugaban además “Indios” de Juárez, “Alacranes” de Durango y “Chileros” de Aguascalientes.

 

Obviamente Garibay quedó impresionado y lo firmó para “Dorados”, teniendo Espino su primera incursión profesional. Sin embargo, la liga fracasó en ese mismo año. Antes de eso Garibay fue llamado a los “Tigres” capitalinos. Sin embargo, durante esa temporada, Domingo Santana estaba dirigiendo a “Alacranes” de Durango y siguió muy de cerca su desempeño.

 


Santana también fue llamado a la Liga Mexicana a apoyar a “Molinero” Montes de Oca que dirigía a “Diablos”. Santana pasó el reporte y ninguno, ni “Tigres” ni “Diablos” se interesaron por Espino. Entonces realizó una última visita a Chihuahua, visitó a Espino y lo invitó a ser parte del equipo de Acámbaro de la Liga del Bajío.

 

Espino se unió entonces a Santana. Ahí, el luego llamado “Cerebro Mágico”, tuvo en sus manos la manera de empezar a pulir el diamante encontrado en Chihuahua.

 

Comprobando sus grandísimas facultades por sí mismo, se lo llevó a los “Tuneros” de San Luis Potosí a la Liga Central en la temporada de 1960. Como dice Ibarra en su libro, “…Santana vio las cualidades extraordinarias del novato, e inmediatamente considero que iba a llegar muy lejos si se le pulía adecuadamente sobre la marcha…”.

 

Al ser la Liga Central ya parte del beisbol profesional organizado y reconocido a nivel de ligas internacionales, “Tuneros”, como ya se dijo, fue sucursal de Monterrey, cuyo dueño fue Anuar Canavati, con quién casi desde un inicio de su carrera, Espino tuvo dificultades. 

 

Espino estuvo durante esa temporada de 1960 y unos cuantos juegos de 1961 con “Tuneros”. En el primer año, jugó 63 partidos, bateó 20 jonrones, para 0.362 de porcentaje. Fue superado como ya lo sabemos, por nuestro primer “Bat de Plata”, Luis “Pato” Hernández.

 


De la mano de Domingo Santana, Espino camino hacia el estrellato, con no pocos escollos propios de su carácter, pero su poder al bat, lo solventaban siempre.

 

Presentamos aquí una fotografía sin duda histórica en la que aparece el equipo “Tuneros” de San Luis de Domingo Santana en nuestro parque “San Jerónimo”. El cuarto de izquierda a derecha en Domingo Santana. A su lado, el quinto en el mismo orden es Héctor Espino. Un sencillo pero significativo homenaje al manager de la elegancia y el gran talento: Domingo Santana.

 

La fotografía también ha sido tomada del libro de Horacio Ibarra ya referido.

  

Esta historia, la de Domingo Santana, continuará.

 

 

 


martes, 24 de septiembre de 2024

 



Aurelio Rodríguez


Por Jesús Alberto Rubio Salazar: 


Nuestra admiración hacia uno de los más grandes peloteros mexicanos que brillaron con gran intensidad en México y en la Gran Carpa donde como un estelar defensor de la esquina caliente tuvo oportunidad de lucir su calidad y talento durante 17 años, especialmente con California, Detroit y los Yankees de Nueva York.

 

El orgullo de la Ciudad del Cobre donde se le erigió una estatua también brillo con Baltimore, Washington, Chicago y San Diego.

 

Y sí, además de su notable accionar con los Tigres de Detroit, resulta siempre inolvidable aquella confrontación que tuvo en  1981 cuando los NYY se enfrentaron en la serie mundial a los Dodgers de Los Ángeles.

 



En efecto, es imposible olvidar cuando toda la afición mexicana gozó su presencia y acción en la aquella serie otoñal.

 

Sí, sí: cuando los Dodgers ganaron aquella confrontación (recuerde a Fernando Valenzuela) en la que brindó una gran jornada al bat luego de sustituir a Craig Nettles, quien se había lesionado un dedo en el segundo juego celebrado en Nueva York y ya no pudo ver acción.

 

Aurelio tomó esa vez su lugar para regalarnos una gran actuación ya que en cuatro encuentros bateó de 12-5, para un alto .417.


 

Usted recordará que en el tercer partido, teniendo como escenario al Dodger Stadium, se dio un momento histórico para el béisbol mexicano:

 

Por primera vez se enfrentaban en un mismo Clásico dos paisanos: Aurelio y Fernando “El Toro” Valenzuela.

 

El “Toro” ganó dramáticamente 5-4 a pesar de recibir jonrones de Bob Watson y Rick Cerone, en tanto Aurelio le conectaba par de hits.

 

En el cuarto juego volvió a conectar de 4-2; en el siguiente se fue de 3-0 y en el sexto y último partido, de 1-1.

 

Más tarde, en el invierno de enfrente, un 18 de noviembre, los Yankees lo enviaron a Medias Blancas y el jefe George Steinbrenner le dedicó buenas frases: “Hizo todo lo que se le pidió y lo hizo muy bien. Lamento dejar ir a un jugador tan caballeroso. Buena suerte”.

 

Con Ted Williams.

Los registros de Aurelio Rodríguez nos hablan de lo grande que fue en la pelota profesional luego de llegar en 1967 procedente de los Charros de Jalisco al béisbol de Ligas Mayores, exactamente con los entonces llamados Serafines o Angelinos de California.

 

Su estadía en ese béisbol se prolongó 17 años ya que después de jugar con California (1969-70), vistió las franelas de los Senadores de Washington (1970), Tigres de Detroit (1971-79), Padres de San Diego (1980), Yankees (1980-81), Medias Blancas de Chicago (1982, 1983) y Baltimore (1983).

 

Sus números y al Recinto Sagrado

 

En ese extenso periodo ligamayorista Aurelio  conectó mil 570 hits, 287 dobles, 46 triples y 124 jonrones. Su promedio en general fue de .237.

 

En la Liga Mexicana de verano jugó con Charros de Jalisco, Tigres de México, Sultanes de Monterrey y Saraperos de Saltillo.

 


Fueron sólo seis temporadas y promedió .309 de porcentaje.

 

En la Liga Mexicana del Pacífico jugó con Cañeros de Los Mochis y Yaquis de Ciudad Obregón. Pegó 208 dobletes, 11 triples, 129 jonrones y concluyó con un global .273.

 

Representó a México en dos Series del Caribe, en 1978, en Mazatlán, con los Tomateros de Culiacán y en 1984 en San Juan, Puerto Rico, con Mochis; ese año fue seleccionado en el Equipo Ideal por su estupenda actuación en la antesala.

 

Como mánager, en 1991 hizo campeones a los Sultanes de Monterrey en la Liga Mexicana de Béisbol…. Y claro, con toda esta trayectoria en 1995 ingresó con palmas de oro al Recinto Sagrado de Monterrey.

 


Con su hermano Francisco


Enorme calidad

 

Le caracterizó su enorme calidad y consistencia como jugador; elegancia, gran brazo, fino y espectacular fildeo, buen bateo y como ser humano, todo un caballero.

 

En la Liga Americana jugando para los Tigres de Detroit, llegó a quitarle en 1976 la cadena de años seguidos ganando el Guante de Oro al oriol Brooks Robinson.

 

¡Cuántos recuerdos, sí, aquí en invierno, en el verano y las Ligas Mayores del gran Aurelio!

 

También, imposible olvidar aquel 1971 cuando en el “Fernando M. Ortiz” no pudo retener en la esquina caliente un tablazo de línea de Héctor Espino para que luego viniera Bobby Darwin con su segundo cuadrangular del juego que coronó a Hermosillo, ante los Cañeros.

 

Una serie final que por supuesto no me perdí.

 


Con esa victoria los Naranjeros iban a ir en febrero a la primera participación de México en una Serie del Caribe, esa ocasión, bajo el mando de Maury Wills.

 

El vástago del Aurelio “Güerito” Rodríguez, excelente pelotero amateur y de la Liga de Sonora, nació el 28 de diciembre de 1947 y cundo menos se esperaba, a sus 53 años de vida falleció el 23 se septiembre de 2000.

 

Sorprendió la noticia

 


Aquel 23 de septiembre su fatal deceso en verdad impactó a todo el béisbol ya que a causa de una circunstancia inesperada donde un automovilista, adulta mayor – a causa de un infarto-- perdió el control del volante de su vehículo y lo atropelló al instante en que caminaba por una banqueta de la ciudad de Detroit.

 

Ese año y en este béisbol de invierno, Aurelio iba a trabajar por vez primera como coach de bateo de los Naranjeros de Hermosillo luego de una notable trayectoria con los Cañeros de Los Mochis tanto como jugador y mánager.

 

Antes de su deceso, le diré que al inolvidable tercera base, quien trabajó también  como coach de los Diamondbacks de Arizona, en una de las visitas para un juego de pretemporada exhibición del equipo en el Héctor Espino, tuve lo que fue la última oportunidad de saludarlo --dándonos las manos entre la malla del back stop.

 


Fue un muy grato saludo, amable, a su estilo.


El de siempre que le caracterizó en vida.


Pero -sin embargo--, desafortunadamente, sabemos cómo se comporta en ocasiones el cruel destino: meses más tarde supinos de su inesperado y fatal desenlace.

 

Descanse en paz el gran Caballero y Amigo.


miércoles, 18 de septiembre de 2024




POR GONZALO "CHALO" MORÚA:


CONTINÚA: Al momento de su entrega, dijo: 150 juegos jugados, sólo 12 por jugar y enseguida se preguntó: ¿quién hará acto de presencia en octubre y qué equipos se van a ir a casa?

Señaló: en la Liga Americana, los Yankees encabezan la división este con tres juegos de ventaja sobre los orioles.

En tanto, en la división central tiene a los Guardianes de Cleveland (me sigue gustando más el nombre de Indios) con 5 juegos sobre los Reales de Kansas City y 7.5 sobre los Mellizos de Minnesota.

En la división oeste, los Astros de Houston mantienen una delantera de 4 juegos sobre los Marineros de Seattle.

Al día de hoy (lunes pasado), los líderes de cada división estarían dentro, con Baltimore, KC y Minnesota como los tres comodines.

Por su parte, Boston, Detroit y Seattle se mantienen en la pelea, aunque sus posibilidades son reducidas.

El orden importa porque los dos líderes divisionales con mejor récord evitan la primera serie con los comodines.

Si se mantienen las posiciones actuales, NY y Cleveland descansarían, y Houston tendría que jugar contra un comodín.

 


La Liga Nacional está más apretada:

 

En la división este, los Filis de Filadelfia tienen el mejor record, con 8 juegos por delante de los Mets de Nueva York y 9 sobre los Bravos de Atlanta.

Los Cerveceros de Milwaukee, que tienen la ventaja más amplia, 10 juegos sobre los Cachorros de Chicago, odrían ganar la división central la próxima semana, si toman dos juegos de los Filis o los Dbacks.

De la división oeste saldrán casi seguramente dos comodines junto con el campeón divisional.

Los Dodgers tienen 3.5 juegos de ventaja sobre los Padres de San Diego y 6 sobre los Arizona Diamondbacks.

El tercer comodín de la Nacional quedará entre los Mets y los Bravos.

Los neoyorquinos tienen un juego de ventaja sobre los Bravos, y tienen una serie pendiente en Atlanta.

 


Dodgers de Los Ángeles

 

Los Dodgers no han asegurado su división, pero de sus 12 juegos pendientes 9 son contra equipos de récord perdedor (3 contra Miami y 6 contra Colorado) y 3 contra San Diego.

Los Padres tiene 3 juegos contra el peor equipo del beisbol (Medias Blancas), pero les queda una serie contra Houston, una contra los Dodgers y otra contra los Dbacks.

De mantenerse las tendencias de toda la temporada, se quedarían cortos del campeonato de la división, pero serían uno de los comodines.

Los Ángeles tienen grandes problemas con su pitcheo: tanto la rotación de abridores como el bullpen son un verdadero rompecabezas por las continuas lesiones.

Si Dodgers va a llegar lejos en la postemporada, va a ser por su ofensiva.

Y la clave no serán sus 3 MVP, sino el resto de la alineación: Teoscar Hernández, Will Smith, Max Muncy, Gavin Lux, Kiké Hernández y Tommy Edman tendrán que producir en serio para ganar todo.



A pesar de todos sus problemas, los Dodgers se han enfrentado a varios sinodales importantes y sacaron números positivos: barrieron a Seattle, les ganaron series a Baltimore y Cleveland, también 3 de 4 juegos en Arizona y empataron su serie en Atlanta.

Los Ángeles parecen tener lo suficiente para ser nuevamente campeones divisionales.

Pero..... ¿y luego?

Perdieron una serie mundial con Boston, y la serie de las señales robadas contra Houston. Solamente en la temporada recortada del covid en 2020 lograron ganar el anillo de serie mundial.

El beisbol de play off parece indigestársele a Dave Roberts y su gente. Si consigue llevar lejos a su equipo habrá que quitarse el sombrero (la cachucha).

Estamos en el mejor momento de la temporada. Hay que estar muy atentos.

 

Ok, Mi Chalo: Ya veremos.

 

Gracias.


sábado, 14 de septiembre de 2024

EL TRISTE FINAL DE LO QUE FUE EL ALR

 




Aquella historia...


Por Enrique García Villarreal.


Al mismo tiempo que Hermosillo perdía por limpia ante los Tacuarineros de Culiacán en la onceava serie del debut de la Liga de la Costa del Pacífico (1945-46), los Ostioneros de Guaymas – quienes desde fines de 1945 comenzaban a salir de una mala racha que incluso llegó a empujarlos hasta el sótano en el ranking –, libraban una fuerte batalla en el puerto sonorense contra la ofensiva de Mazatlán – el equipo a vencer en el torneo –. 


A pesar de contar con grandes estrellas del pitcheo – como Julio Alfonso, Aurelio Espiricueta, Juan Conde y Ramón Correa –, el presidente del club, Don Florencio Zaragoza, decidió reforzar al equipo en preparación a las 7 series restantes del torneo invernal. Fue así como las grandes leyendas de Ligas Negras, Theolic Smith (19/May/1913 – 03/Nov/1981) y Bill Wright (06/Jun/1914 – 03/Ago/1996) se integraron a las filas del equipo sonorense.

 

Nacido en Wabbaseca, Arkansas, Theolic “Fireball” Smith fue uno de los lanzadores más reconocidos en Ligas Negras de los Estados Unidos. Hizo su debut ein 1936 con los Pittsburgh Crawfords, convirtiéndose en pitcher abridor para el primer Juego de Estrellas East-West de 1939. Jugó para Pasquel con los Rojos del México durante 8 años (1940-1948) con record de 121-90, efectividad de 4.08 y bateando un impresionante .300/.386/.387 – quedando en su primer año a sólo a unos pasos de Cool Papa Bell en bateo y empatando con Martín Dihigo –, mientras que en la Liga de la Costa hizo su debut con Culiacán, cambiándose posteriormente a Guaymas. Gracias a la integración racial en el béisbol de los Estados Unidos, Smith pasó el otoño de su ilustre carrera con los Padres de San Diego (1952-1955) con efectividad de 4.13 y con récord de 27-29, retirándose a los 42 años.

 

Tal vez Bill Wright no se distinguió en el pitcheo – se le conocía como “Wild Bill” debido a su falta de control –, pero las habilidades del jardinero central oriundo de Milan, Tennessee, lo hicieron merecedor del mote: “El DiMaggio Negro”. Comenzó su carrera con los Nashville Elite Giants, pasando 10 años en las Ligas Negras para convertirse en líder de triples en 1936 (5) y 1937 (11) y con porcentaje de .300 en 8 de esos años. También jugó en la Liga Mexicana de Béisbol (1940-41; 1943-44; 1946-56), alcanzando .335 de por vida y conquistando en 1943 la Triple Corona de Bateo (.366 con 13 homeruns y 70 RBIs). Viviendo en una sociedad con menos prejuicios raciales, Wright decidió no regresar a su país, residiendo en Aguascalientes hasta su muerte en 1996. 


A pesar de no haber sido seleccionado al Salón de la Fama en Cooperstown, tanto México (1982) como su natal Tennessee (2017) decidieron otorgarle un justo lugar entre los inmortales de este deporte.

 

El primer juego de la serie – llevado a cabo el sábado 05 de enero de 1945 en el puerto guaymense – había ofrecido un destello de esperanza para los sonorenses ante Mazatlán, con una victoria para los Ostioneros al son de 7 carreras por 3. Sin embargo, ni siquera las dos grandes figuras de Ligas Negras pudieron detener a la aplanadora fuerza de los Venados de Mazatlán, quienes, comandados por Manolo Fortes, tenían en sus filas a Manuel Magallón – el campeón jonronero de la temporada –, Daniel Ríos – el Jugador Más Valioso ese año –, así como Vinicio García, Memo Garibay y Guadalupe Ríos, entre otras luminarias de la época. Recordando quizás el restruendo de los cañones de los cuales el cerro “El Vigía” fue testigo durante las múltiples agresiones de países imperialistas en el puerto – como la toma de la ciudad en 1848-49 durante la Guerra con los Estados Unidos o la fallida ofensiva francesa del conde Gaston de Raousset-Boulbon en 1854 –, los Venados se volaron la barda del jardín izquierdo del Abelardo L. Rodríguez nada menos que en 22 ocasiones durante los dos juegos celebrados aquel domingo 06 de enero.

 


Ya era bien sabido por la directiva de los Ostioneros que las medidas del estadio – originalmente llamado Miguel Hidalgo –, no correspondían al mínimo de las distancias del home plate a la barda del jardín izquierdo, por lo que era más fácil volarse la barda que sacar una rola al cuadro. Es por esta razón que la casa de los Ostioneros había establecido la peculiar regla de que todas las bolas que salieran del estadio por el jardín izquierdo serían marcadas como doble. Con el curioso desenlace de la serie – 22 “dobles” de los Venados para un aplastante 18-2 en el segundo juego y un 13-3 en el tercero –, Don Florencio Zaragoza se vio en la necesidad de ordenar modificaciones al estadio, recorriendo así la barda izquierda del recinto a la distancia reglamentaria. 


No sería la última vez que le dieran su “manita de gato” al estadio. Fue en 1965 cuando, a través de un patronato encabezado por el Sr. Martín Rodelo, el Abelardo L. Rodríguez recibió una merecida remodelación, llegando también en ese año el alumbrado al recinto beisbolero.

 

Muchos años llenos de grandes alegrías, emociones y recuerdos ofreció el histórico parque de los Ostioneros de Guaymas a los vecinos de la Colonia “La Cantera” en el puerto sonorense – el cual fue hogar de novenas triunfadoras, como las de 1948 (m: Juan Guerrero); 1951 (m: Luis Montes de Oca); 1958 y 1959 (m: Manuel Magallón); 1962 y 1965 (m: Guillermo Frayde); así como 1968 (m: Ronnie Camacho) –. Hay quienes aún recuerdan haberse subido al “Fortín” – aquel viejo cerro desde el cual la Heroica Guaymas de Zaragoza defendió su puerto ante la ofensiva francesa que pretendía separar a Sonora de la República Mexicana – para ver desde las alturas aquellas grandes jugadas del Rey de los Deportes mientras que niños descalzos recogían desde la calle las pelotas que salían del parque.

 


Sin embargo, 1970 fue el año que marcó el fin de una era. Con el motivo de construir la escuela secundaria Abelardo L. Rodríguez – aún en pie en nuestros días –, el gobierno local de la época – presidido por el alcalde Óscar Ruiz Almeida y quien fuera casualmente el dueño de la constructora encargada de las obras – decidió derrumbar el legado histórico de todos los guaymenses – con alumbrado nuevo y todo –. Otro estadio con el mismo nombre – por muchos años en el abandono pero hoy, según hemos leído, en rehabilitación – sería erigido en la Unidad Deportiva Profr. Julio Alfonso en ese mismo año. 


Sin embargo, aquella joya histórica y escenario de grandes momentos que pusieron el nombre de Guaymas en la cúspide del béisbol invernal fue borrada para siempre de la faz de la tierra, existiendo sólo hoy en el distante recuerdo de aquellos que aún alcanzaron a verlo en todo su esplendor.