Al Bat
Cunas del beisbol en
México
* Resulta del todo relevante el tema sobre los orígenes y cunas de la pelota mexicana, incluyendo Hermosillo
Por Jesús Alberto Rubio
Salazar
Vuelve el tema de los
orígenes del beisbol en México y particularmente en Hermosillo; un asunto por
demás relevante/trascendente.
De inicio puedo
reiterarle que Matamoros, Tamaulipas, tiene registrado un juego de béisbol
organizado (formal) entre un equipo mexicano, El Union Base Ball Club, y el
Club de Brownsville, Texas, lo cual ocurrió en 1869, por lo que esa fecha
podría ser la más remota en los orígenes de este deporte en México.
El colega historiador
César González Gómez en su momento reveló que el equipo Unión Base Ball Club
cruzaba la frontera desde Matamoros a Brownsville para jugar en los campos del
Fuerte Brown, una importante guarnición militar texana.
“El Fuerte estaba a unos
metros del cruce internacional al grado de que una porción de los vastos campos
usados entonces para jugar es hoy parte de la garita de inmigración americana”.
Aquella histórica fecha y
juego de beisbol, aquí la tiene:
César González también
hace referencia a que ya desde 1867 se tienen evidencias de que estudiantes de
Guaymas en Santa Clara Collegue, en California (cerca de San Francisco) donde jugaban
pelota, uienes al regresar a su puerto natal lo más seguro es que ponían en
práctica el juego de béisbol (informal).
Ello marca por supuesto
una evidencia todavía más remota que echa por tierra aquello del famoso buque
Montana --que llegaba a Guaymas--, que no era militar, sino comercial, de
pasaje y carga postal.
Y es que después de que
siempre se dijo que en mayo de 1877 “del Montana bajaron sus marines a echarse
un juego de pelota en la Plaza de las Carretas”, lo cierto es que esa nave ya
dormía el sueño eterno en la bahía de Guaymas al incendiarse y hundirse tres
meses antes.
Cunas de beisbol
Además de Matamoros, como
Cunas del beisbol en México en lo general reconoce el Salón de la Fama del
Beisbol Mexicano a Mazatlán, Guaymas, Nuevo Laredo, Piedras Negras, Torreón,
Coahuila, Chihuahua, Ensenada, Yucatán, San Juan Cadereyta, Nuevo León, Ciudad
de México, y Veracruz, localidades donde se jugaba beisbol, aunque de manera
informal entre la tripulación de barcos mercantes y de la Naval. Incluso, lo
hacían trabajadores del ferrocarril y la industria petrolera estadounidense e
inglesa (1903).
Sobre este tema de los
orígenes, César González también nos dijo:
“Para entender los
orígenes del beisbol mexicano debemos separarlo en un proceso de tres fases: la
informalidad, la formalidad y la organización. Es un patrón que se ha repetido
no solo en el beisbol mexicano, sino en la mayoría de los países donde se ha
estudiado la propagación del beisbol.
La informalidad es un
proceso orgánico, como cualquier juego infantil que se pone de moda. Un niño
aprende un juego, se lo empieza a enseñar a sus amigos o compañeros de clase,
lo empiezan a practicar. Otros se acercarán a verlo, lo aprenderán, quizás sean
invitados a participar, y así empieza a propagarse.
Por esa misma
informalidad, existen muy pocos vestigios de la práctica informal del beisbol
en sus orígenes. Esta fase informal solía ser noticia en los periódicos de la
época solamente cuando ocasionaban algún incidente, como romper ventanas,
faroles en la calle, o daban un pelotazo a un transeúnte.
Por ejemplo, una de las
evidencias más antiguas de la práctica del beisbol en Mazatlán la tenemos
gracias a una nota que salió en 1890 en un periódico local donde se reportaba
la "muerte de un muchacho jugando al base ball luego de recibir un pelotazo".
Dentro de este proceso de
informalidad también están los casos de trabajadores estadounidenses que
llegaban a México a finales del siglo XIX para laborar en las industrias que
comenzaban a despegar como el ferrocarril, las minas, la telefonía, o las obras
de infraestructura.
Por ejemplo, en 1882 se
registra en la prensa el primer partido de que se tenga evidencia en la Ciudad
de México. Se enfrentan empleados de la compañía telefónica, contra los
trabajadores de una de las líneas de ferrocarril. Todos en ese partido eran estadounidenses.
Era como un símbolo de comunión entre la colonia americana y de añoranza por su país. Esos partidos entre estadounidenses eran observados por mexicanos, que aprendían el juego, y luego formaban sus equipos para desafiar a los estadounidenses sobre el campo.
Es el mismo caso de San
Juan, en Cadereyta, Nuevo León, en 1889. Ese año comenzó la construcción de la
vía de ferrocarril que iría de Monterrey a Tampico. Y en el punto de San Juan
se construyó el campamento principal donde dormían los trabajadores, ingenieros,
y demás, la mayoría, estadounidenses.
El 4 de julio de 1889,
los directivos estadounidenses organizaron un festejo para conmemorar la fiesta
nacional de su país, y convocaron a la gente de Monterrey para que asistiera.
Hubo un partido de
beisbol, baile, juegos diversos y demás. Era el primer partido de beisbol en
Nuevo León. Y año con año, ese festejo se fue repitiendo, siempre con un equipo
de beisbol y cada vez, ante más gente. Los mexicanos que iban a verlo cada año
aprendieron el juego y formaron sus equipos. Para 1891 ya hay vestigios de
equipos jugando en Monterrey con apellidos hispanos.
La formalidad es el
siguiente proceso de la cadena.
Ya una vez que esos niños
y jóvenes aprendieron el juego, y se empiezan a reunir en mayor cantidad, llega
el proceso de armar equipos, ponerle nombre. Los más formales incluso llegaban
a redactar una constitución con reglas de comportamiento, días y horas de
entrenamiento, nombran un órgano directivo, etc.
El primer mexicano que he
encontrado en mis investigaciones practicando el beisbol fue Primitivo Cásares,
en 1858. Era yucateco y lo mandaron a estudiar ingeniería a Harvard. Allá
aprende el juego y organiza un equipo, el Lawrence Base Ball Club, con sus
compañeros de ingeniería. Redactan una constitución que todavía se conserva en
los archivos de la universidad, y Cásares funge como presidente.
Esto es muy significativo, porque en ese entonces, no había una uniformidad en las reglas del beisbol.
Había dos variantes, el
juego de Nueva York, y el de Massachusetts, con algunas variantes marcadas en
las reglas.
Aquellos mexicanos
El equipo de Primitivo
Cásares, a pesar de estar ubicado en Massachusetts, juego la variante de Nueva
York, y no la de su área.
En su constitución dejar
por escrito que solo jugarán el juego de Nueva York, y por le costaba mucho
encontrar equipos rivales.
(http://cuartobat.com/un-estudiante-de-harvard-en-1858-el-primer-beisbolista-mexicano-en-estados-unidos/)
Este es un ejemplo de un
equipo que pasa a la formalidad, redacta sus documentos, y lo hace en una fase
muy desorganizada todavía del beisbol.
Los otros mexicanos que
por esos practicaron el beisbol los conocemos gracias a ese proceso de
formalidad. En el área de California por ahí de 1866, 1867 y 1868 había por lo
menos una decena de jóvenes procedentes de Sonora, Sinaloa y Acapulco que
formaron equipos de beisbol en los colegios donde estudiaban como el Santa
Clara College.
Uno de ellos, por
ejemplo, Saturnino Ayón, de Mazatlán, funge como vicepresidente del club, y se
afilian a la National Association, el primer esfuerzo en Estados Unidos por
registrar a los equipos de beisbol que jugaban bajo las reglas de Nueva York.
Otro ejemplo es Manuel
Escudero un muchacho de Nayarit que es enviado al St. Johns College en Nueva
York y aparece jugando un partido en varios reportes periodísticos de 1868. Fue
compañero de Esteban Bellán que luego se convertiría en el primer latinoamericano
en jugar en el beisbol ya organizado.
El equipo más antiguo
Dentro de esta fase, el equipo mexicano más antiguo del que se tiene registro ya con un nombre, y jugando partidos de manera formal es el Unión Base Ball Club, de Matamoros, Tamaulipas. No conocemos los orígenes de este club, pero conforme se ha ido investigando se han encontrado reportes en la prensa local desde 1868, y la mayoría de sus integrantes eran de apellido hispano.
El Unión B.B.C cruzaba la frontera para jugar contra equipos de Brownsville, Texas. Los equipos estadounidenses a los que enfrentaban eran en su mayoría, integrados por militares establecidos en el Fuerte Brown que estaba situado en esa localidad texana. Así que, aunque no lo sabemos con certeza, es muy probable que los mexicanos hayan aprendido el beisbol observando los juegos de los militares estadounidenses y luego se animaron a formar su equipo para enfrentarlos.
En 1885 ya hay reportes
de equipos formalizados en Piedras Negras, Coahuila, enfrentando a equipos de
Eagle Pass. Equipos formados en Ensenada y en Jalapa, en 1887. Y así se fue
encendiendo la mecha del beisbol mexicano, los equipos se formaban gracias a la
influencia de trabajadores estadounidenses o de jóvenes mexicanos que
regresaban de estudiar en Estados Unidos.
En Hermosillo y en
Guaymas, por ejemplo, las fotografías o indicios más antiguos incluyen
jovencitos que habían estudiado en California.
Y de la formalidad se
pasaba a la organización. Ya una vez que se conformaban los equipos, se
buscaban rivales cada vez más competitivos.
Los periódicos de la
época
En el siglo XIX los
periódicos de una ciudad llegaban días después a otra. Y así, por el
intercambio de periódicos, se enteraban en la Ciudad de México de que había un
equipo formado en Jalapa y lo retaban para jugar un partido, le pagaban el
traslado en tren, la alimentación y el hospedaje. Se planeaba todo un
acontecimiento social y un baile alrededor del juego.
Conforme se iba sabiendo
de la existencia de otros clubes cercanos, nacía el entusiasmo por volverlo una
competencia regular. Y así nació el beisbol organizado, ya con torneos o ligas
regionales.
Para comienzos de los
años 1890 ya había en Sonora un torneo regional donde se entregaba una copa, la
Copa Sonora, y donde había equipos de varias localidades sonorenses.
Lo mismo ocurrió en
Yucatán, donde los equipos de Mérida y Progreso se retaban regularmente.
Y. de hecho, por ello puedo
reiterarle que Matamoros, Tamaulipas, tiene registrado un juego de béisbol
organizado (formal) entre un equipo mexicano, El Union Base Ball Club, y el
Club de Brownsville, Texas, lo cual ocurrió en 1869, por lo que esa fecha
podría ser la más remota en los orígenes de este deporte en México.
En este proceso histórico
que envuelve a los orígenes del beisbol en nuestro país, podemos afirmar que ya
desde la tercera parte del siglo 19 se jugaba pelota en México.
En Hermosillo…
En cuanto a Hermosillo,
el antecedente más remoto en cuanto a sus orígenes de este deporte se ubica en
el año de1885.
De acuerdo al historiador
Ángel Encinas Blanco, ocurrió en los terrenos de un colegio que dirigía Don
Benigno López y Sierra, en la Plaza de la Moneda, en la que posteriormente se localizó
la Placita “Gral. Pesqueira”, precisamente atrás de lo que fue el Hotel
Arcadia, (hoy Hotel San Alberto).
Posteriormente, los
juegos de pelota tuvieron por sede al “Datilito”, la Huerta de Vega y al Vapor
Viejo y, en 1908, el escenario para jugar beisbol se trasladó hacia el este de
la ciudad: el área seleccionada fue “La Alameda” de Hermosillo, que luego se
denominó “Ramón Corral”.
El campo construido con
tribunas de madera especialmente para jugar beisbol se llamaría “Francisco I.
Madero” tras el triunfo de la revolución Maderista. Sin embargo, por los estragos
de la guerra, quedaría mucho tiempo inservible, siendo su terreno utilizado
para la siembra de maíz.
Por fortuna, entre 1920 y
1930 se celebraron sobre ese escenario algunos juegos con equipos locales y de
la región, “incluso entre novenas de mujeres que causaron gran expectación”,
recuerda don Ángel en su libro “El Béisbol en Hermosillo”.
Mire este ejemplo de 1940:
Hermosillo a través del
tiempo / Manuel Hernández). Década de 1940. Equipo de beisbol, en el área del
parque Madero..La flecha señala al excelente jugador Francisco " Viejo
" López . Don Pancho”, en 1940 y junto con Fernando M. Ortiz, Manuel
Puebla, Francisco Carrión, e Ignacio Romero, entre otros, fundaron la Liga
Sonora, de donde surgieron; Claudio Solano, “Manito” Román, Ramón González,
Germán Bay, Alejandro “Cabezón” Uriarte, “Capullo” Labrada, Rito Salazar,
Plácido Nevárez, Luis Torres, Pedro Ortiz, “Fito” Bernal, Gilberto Villa y
muchos más. En 1944 se organiza la Liga de la Costa, en la que “El Viejo”
López, fue manager del equipo de Hermosillo.
“Al inicio de la tercera
década el “Parque Madero” sufrió una transformación radical –periódico El
Pueblo/1930– derribándose las casas (incluso aquella donde nació Jesús García
Corona, el Héroe de Nacozari) de su alrededor, además de que el gobierno compró
los terrenos aledaños donde la familia Camou tenía sus huertas.
Contra Fabriles
En 1931 la afición
hermosillense tuvo la oportunidad de presenciar una serie del famoso equipo
Fabriles que andaba de gira por toda esta región, ganándole a Hermosillo por
limpia.
El primer partido triunfó
con pitcheo de “Gualo” Ampudia y jonrón de Manuel “Moro” Chávez. En el segundo,
Arturo Angulo superó a Francisco “El Viejo” López Palafox y las otras victorias
fueron de Manuel Bugarini y el Zurdo Dorantes.
Después de esa
confrontación y luego de que el Gral. Jaime Carrillo, jefe de Operaciones
Militares que impulsaba en gran forma al béisbol y había sido removido a otro
lugar del país, las gradas fueron desmanteladas ante el escepticismo
generalizado de los aficionados.
Por fortuna en 1932 don
Fernando M. Ortiz, un hombre apasionado del béisbol, organizó y dirigió un
fuerte circuito de pelota que sería granero para el equipo Hermosillo local de
donde saldrían grandes jugadores, especialmente del equipo campeón “Veteranos”
dirigido por “El Viejo” López.
Ese año, el gobernador
Rodolfo Elías Calles anunció el proyecto de construcción sobre el “Parque
Madero” un edificio con el nombre de “La Casa del Pueblo” que iba a ser sede de
las oficinas del entonces Partido Nacional Revolucionario (hoy PRI) y
organizaciones sindicales –contaba con un excelente auditorio--, además de una
unidad deportiva con alberca, canchas de tenis y frontenis e incluso juegos
infantiles.
Réplica del “Venustiano
Carranza”
Los primeros tres juegos
en el nuevo estadio de la “Casa del Pueblo” –una réplica del “Venustiano
Carranza” construido en 1914 en la Ciudad de México–, la escenificaron el
potente equipo PNR, fundado por Fernando M. Ortiz y el México-El Paso, quedando
la serie en casa. Por cierto, la única derrota de los capitalinos que lucieron uniforme
crema con vivos y gorra color rojo, fue de Manuel “Ciclón” Echeverría.
Con ese histórico equipo
también alinearon peloteros que registrarían capítulos por demás notables en la
pelota mexicana, como Ángel Castro, Jesús “Cochihuila” Valenzuela, Jesús
Astráin, Alfonso “Chivo” de la Fuente, Mike Simmons, a quienes se les unirían
más tarde Héctor “La Comadre” Leal, Manuel “Barbitas” Acuña, Ángel “Diablo”
Salas, Armando “Negro” Cota, Enrique Revilla, entre otros.
El Agrario y los
Cafeteros
Ahí en el “Estadio de la
Casa del Pueblo”, en 1935, se disfrutaría a más no poder la confrontación entre
Hermosillo y el Agrario que acababa de coronarse campeón en la Liga Mexicana de
Béisbol y que entre sus jugadores venía ni más ni menos que ¡Zenón Ochoa! –fue la
primera vez que el alvaradeño estaba pisando tierra hermosillense sin imaginar
que con el paso del tiempo aquí iba a tener su residencia–, así como Francisco
y Jesús Torrijos, además de Conrado Martínez y José Jaquinet.
Aquel escenario seguía
siendo anfitrión de una gran cantidad de equipos de distintos puntos del país y
de EU grandes equipos, como también sucedió en 1939 al recibir a los Cafeteros
de Córdoba, campeones de la Liga Mexicana dirigidos por el cubano Agustín
Bejerano con jugadores de la talla del mismo Zenón Ochoa ¡otra vez!, Rafael “Sungo”
Pedroza, Luis “Molinero” Montes de Oca, Pepe Gutiérrez, Manuel “Popeye”
Salvatierra, Manuel “Ciclón” Echeverría, Héctor “La Comadre” Leal, “Taco”
Martínez, “Guacho” García, entre otros.
Piratas contra Atléticos
El domingo 31 de marzo de
1940 vestiría sus mejores galas con un gran partido entre los Piratas de Pittsburgh
y los Atléticos de Filadelfia… ¡imagínese que emoción y algarabío al gozarse
como espectáculo beisbolero a dos auténticos equipos ligamayoristas! Obvio, el
parque se vio lleno hasta un lado del terreno de juego para ver de cerca al
inmortal mánager Connie Mack, a Honus Wagner (coach), Eddie Collins, Frank
Frisch, Al Simmons….
Sería el primer juego
transmitido por radio en nuestra región (XEBH) en las voces de Roberto Salazar
Dávila y Jesús Astiazarán, sólo que curiosamente… ¡narrado en inglés!
El 41 ahí jugarían los
Venados y Hermosillo se reforzaría con Manuel “Barbitas” acuña, Francisco
“Zurdo” Alcaraz, Laureano Camacho y Morris Ibarra. Con Mazatlán vendrían Daniel
“La Coyota” Ríos, Armando “Indian” Torres, Felino Cárdenas, “Cabezón” Uriarte,
Memo Ríos…
El 42 “El estadio de la
Casa del Pueblo” sería testigo presencial del primer intento de lo que fue la
Liga de Sonora pero por motivos de la II Guerra Mundial sólo tuvo una serie con
los equipos de Hermosillo, Cananea, Empalme y Cd. Obregón.
Sin embargo, a partir de
1944 gracias al tesón de Fernando M. Ortiz, Manuel Puebla, Ignacio Romero y
Francisco “Viejo” López Palafox, la Liga de Sonora sería toda una realidad
hasta su desaparición en 1950 ante el desarrollo de la poderosa Liga de la
Costa del Pacífico (1945-1957-58).
Precisamente en 1958 en
ese escenario de béisbol se tendría un histórico partido entre “Las Estrellas
Negras” de Willie Mays y “Las estrellas Blancas” de Roy Sievers y qué decir de
aquellas confrontaciones de aquella época entre los campeones de la Liga
Invernal Veracruzana y los de la Costa del Pacífico.
Notables cuadrangulares
Luego de que el segunda
base y mánager de Culiacán, Manuel “Shorty” Arroyo, conectara a Manuel “Ciclón”
Echeverría el 2 de diciembre el que se considera como primer cuadrangular en
“La Casa del Pueblo”, el domingo 9 de ese mes ahí se vio uno de los jonrones
más largo “jamás antes visto”.
El obús del estelar de
los Venados, Manuel Magallón viajó por encima del asta-bandera que se
encontraba arriba de la pizarra y la barda ubicada a 400 pies de home. ¡Le
había pescado una curva que no rompió a Francisco “Zurdo” Alcaraz ante la
mirada atónica de la fanaticada!
Otro enorme cuadrangular
registrado en el mismo escenario fue de Luke Easter, el 30 de enero de 1955, frente
a Ramiro Cuevas de los Charros de Jalisco. Fue un tablazo por el jardín derecho
que voló la barda de madera a los 350 pies y la de ladrillo ubicada a 400, cayendo
la pelota en la casa que tenía Enrique del Razo en una huerta atrás del parque.
Hay quienes aseguran que la bola viajó mínimo a una distancia de los 500 pies
del plato, vaya usted a saber.
“Fernando M. Ortiz”.
Fue el 1 de diciembre de
1955 tras una encuesta pública cuando “El estadio de la Casa del Pueblo”
recibió el nombre de “Fernando M. Ortiz”, en homenaje a la trayectoria de quien
con gran pasión destacó como organizador e impulsor del béisbol amateur y luego
de los entonces “Queliteros” (Liga de Sonora) y más tarde “Presidentes” de
Hermosillo (Costa del Pacífico).
Ese histórico día se
inició aquí la X temporada de la Liga de la Costa del Pacífico contra Obregón,
pero por esas cosas del destino don Fernando no pudo presenciar tan alta honra
ya que un año antes, el 9 de diciembre, había fallecido.
La declaratoria inaugural
estuvo a cargo del profesor Lázaro Mercado en su calidad de director general de
Educación en la entidad y el juego lo ganó Obregón 6-0 con pitcheo de Francisco
“Conde” Ramírez y dos cuadrangulares de Jim Lemon.
En la obra citada de
Encinas Blanco, señala que el 9 de octubre de 1969 se le dotó al “Fernando M.
Ortiz” de nuevas y más modernas torres de alumbrado; más altas que las
existentes desde 1953, constituyéndose en el parque mejor alumbrado del país.
Sin embargo, un día tan
noble e histórico parque, “se fue a mejor vida”.
Olvidaron su historial
No importó todo ese
riquísimo legado-historial descrito y los banderines conseguidos en la Liga de
Sonora (el 44 con “Francisco “El Viejo” López); la Costa del Pacífico (1946-1947
y 56-57), además de 1960-61 y 1961-62 de la Invernal de Sonora con Virgilio
Arteaga de Mánager y el último visto en ese parque (70-71 con Maury Wills de timón)
ante Los Mochis con el tablazo espectacular de Bob Darwin (2) que le dio a los
Naranjeros el boleto a la primer Serie del Caribe representando a México.
Cuánto legado de los
Thomas Gilroy, “Ciclón”, “Cochihuila”, Gene Bearden, Art Lilly, Luke Easter, Ramón
“Cochi” Preciado, Bob Lemon, Joe Brovia, Earl Averill, Hubert “Chutabaco”
Kittle, Claudio Solano, Bob Bowman, Héctor Espino, Ángel Castro, Virgilio, Espino, Miñoso,
Blas Arredondo, Eradio Burruel, Marco Antonio Manzo, Juan Suby, Miguel Sotelo, Leo Rodríguez, Pepe Bache, Horacio
Solano, Andrés “El Avestruz” Rodríguez, Ángelk Macías, Ramón “El Diablo”
Montoya, Jorge Fitch, Eduardo Acosta, Tim Johnson, Alan Foster, Maury Wills, Benjamín
“Cananea” Reyes, Roberto Méndez, Juan de
Dios “El Tambo” Villarreal, Sergio “Kalimán” Robles, Alfredo Ortiz, Saúl Montoya,
Pancho Barrios, quien ahí debutó; Manuel Lugo, Celerino Sánchez, Max León,
Miguel “Pilo”, Ted Gilje…
Lo que pudo haber sido y
no fue
Sí: lo que “el viento se
llevó” por la ingratitud humana y social.
Todavía, y creo que así
será por la eternidad: sigo pensando que de no haber aparecido “la picota” que
todo lo destruye, hoy el “Fernando M. Ortiz” sirviera al béisbol infantil,
juvenil y amateur e incluso, podría ser sede del Salón de la Fama del
Deportista Sonorense.
Fuera nuestro “Cooperstown”
sonorense.
Pero, ya vemos. No es ni
fue así.
Si en 1972 los hermosillenses
se hubieran opuesto de una manera organizada al enterarse de los planes
oficiales de destruirlo, todavía lo estaríamos disfrutando. Pero no sucedió
así; nadie dijo nada, desafortunadamente.
Y, al no presentarse
alguna protestas o presión alguna el gobierno de Faustino Félix Serna con las
manos en la cintura de la noche a la mañana lo derrumbó, dando al traste con
toda una historia y tradición que envolvía para dar paso en ese lugar a un
Parque Infantil.
Sin embargo, reitero, lamentablemente
sucedió así a costa del sacrificio de una joya y monumento/patrimonio histórico
del béisbol, testigo de un riquísimo historial, con grandes jugadores, equipos,
hazañas y registros desde los tiempos de la Liga de Sonora, la Costa del
Pacífico, Invernal de Sonora, Sonora-Sinaloa y Mexicana del Pacífico.
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