BUSCANDO EL BEISBOL EN BRASIL (Parte VI)
Por Luis Eloy
Ramírez Cabrera.
Mi reunión era
en el club Nikkei, pero antes de llegar allí, llamé al Sr. Charles Trevisan,
quien sería el encargado de llevarme a los juegos de ese día domingo. Charles
confirmó que nos veríamos pero los juegos serían en otro lugar, el estadio de
Iguazú (Iguaçu).
Vía autopista
llegamos al complejo deportivo mientras a los lejos se veía algo tan familiar
para mí como lo era un juego de beisbol. Apenas llegar – libreta y cámara en
mano- me abordó Charles, y como lo deduje, por su nombre, no era japonés sino
de ascendencia italiana.
Hombre amable me
llevó por las instalaciones del viejo parque construido en 1979 mientras me
presentaba Hiroshi Nagano, director de Umpires de Paraná, al árbitro Edison Gil
y Lari Reginatto- italiano también- padre de Leonardo Reginatto, un brasileiro
que estaba en la “AA” fuerte del Tampa Bay.
Mientras
continuábamos el recorrido nos encontramos con una leyenda del beisbol en este
país, el venerable ingeniero, Osami Fukuda, responsable de la creación de este
y otros estadios en Brasil.
El Sr. Fukuda-
nadador activo-, también fungió como presidente de la Asociación Paranaense en
2002 y 2009. Sin dudar, les tomé una foto para el recuerdo (Charles a la izq.,
Fukuda en el centro y Reginatto a la derecha).
Una cosa muy
notoria era la prácticamente totalidad de presencia japonesa en todos los
campos- además del principal habían dos adyacentes-, la cocina-comedor y en las
tribunas. En una de ellas encontré a Sydney Tomita de 25 años, un grandulón que
jugaba en la liga para adultos y hacía las veces de instructor.
Por cierto
Charles me contó que antes de los 35 años no sabía ni que era el beisbol pero
su hijo llegó un dia y le dijo que quería jugarlo, le insistió, lo llevó, vio
el juego y quedó así enamorado de nuestro deporte rey. Charles además es
consejero de un equipo de futbol profesional.
Hora de almuerzo;
allí en la venta de esas comidas dentro del complejo estaba la mayor parte del
financiamiento del beisbol en Curitiba y como nos habían explicado Jorge Otsuka
y el Dr. Ishisaki, el estado no aporta un centavo para la Confederación ni
Asociaciones del beisbol.
Allí almorzando
conocí al entrenador de las categoría pre-infantil del club Nikkei, Carlos
Ishi. El hombre de 52 años, era el padre del segunda base – Kenzo- de la
fabulosa línea central que había visto practicando en el Nikkei Club.
El campo corto
era un jovencito de apellido Suzuki, y el inicialista una maravilla defensiva
de nombre Ichiro (hijo del Dr. Ishisaki). Ver a estos niños jugar es como ver
unos infielders en Venezuela o
dominicana, no hay superioridad.
Luego del
almuerzo una visita relámpago al Nikkei. Como la primera noche que visité esa
instalación estaba un cubano dando roletazos a los muchachos; su nombre, José
Ignacio Santamaría Rodríguez, mejor conocido como “Santa”.
Al concluir la
práctica me tomé una foto con los chicos y los técnicos incluyendo a Santamaría- segundo de pie de der. a izq.-
y al lado del Kyohei Uesugi, un joven japonés que había sido invitado por un
año, en un convenio con una universidad japonesa y el club, por supuesto, no
podía dejar de hacer algunas preguntas a Santamaría.
“Llegué a este
país por primera vez en 1996; éramos unos 36 entrenadores cubanos”. Así comenzó
la charla el veterano hombre que continuó: “Me fui a finales del 97´ y regresé
en el 2000 y me quede”.
El hoy casado
con una dama brasileira dejó tres hijos en Cuba, uno de ellos seleccionado
nacional. Santa tuvo cargos en Isla de la Juventud como director de metodología
escolar y jefe de Confederación.
Sin duda, hablar
de beisbol entre un cubano y un venezolano, siempre será un placer y así nos
despedimos de Santa.
Antes de
abandonar el Club di una vuelta de reconocimiento con Charles, y luego de
regresé al Iguazú. Allí encontré a Leo Reginatto, el cuarto jugador en
jerarquía de Brasil. Leonardo que viene de jugar entre clase “A” y “AA” con
Tampa, nos relata que jugó en Venezuela en la academia de esta organización.
Desafortunadamente
el joven no consiguió donde jugar en invierno y eso es un paro peligroso para
un joven en desarrollo. Por cierto su promedio vitalicio en las menores es un sólido
.290.
Luego de un
último recorrido por el complejo deportivo, Charles me llevó de regreso no sin
antes comentarme su preocupación por el futuro del beisbol en Brasil. Y es que
después de recorrer los bastiones del beisbol en este enorme país, la inquietud
de Charles, la comparten el Dr. Ishisaki, Marajá y varios otros.
Brasil tiene una
sociedad multirracial, un nivel de vida bastante bueno, una cultura deportiva
vibrante pero no parece tener claro hacia dónde va su beisbol.
Luego de
clasificar al mundial dejando en el camino a países como Colombia y Panamá, en
nuestra opinión el gigante debe mirar al profesionalismoe invitar a participar
a equipos de las mayores con sus academias.
La colonia japonesa,
pese a su nivel de prosperidad, no puede sola con la carga económica y tampoco aportar
el 70% de los practicantes en un país de más de 150 millones de habitantes.
Apertura es la
palabra clave para todo en el Brasil beisbolero, y Jorge Otsuka que demostró a
lo largo de su gestión que es un hombre capaz, tiene el timón en sus manos para
llevar el beisbol al nivel en que toca sus puertas.
Es el momento y
la hora de la decisión estelar, mientras, apostamos a que la dirigencia tomará
la senda correcta y así los jóvenes de 17 y 18 años seguirán jugando sin pensar
en un retiro prematuro o se pierdan talentos como el Kenzo e Ichiro por no
tener más allá.
Al momento de
levantar vuelo el avión en el que iniciaba mi retorno, veía por la ventanilla y
venían a mi mente con nostalgia, los recuerdos de mi estadía en este bello país.
Descubrí su beisbol pero también su gente maravillosa, amable y de la que
siempre estaré agradecido.
Esta ha sido la
última entrega de Buscando el Beisbol en Brasil, espero que les haya gustado…
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