Por Cesáreo Suárez
Naranjo.
Jesús Alberto: antes de
"obsequiarte" esta tercera parte - y dado a un error que me llevó a cometer mi Tablet (si no le echo
la culpa a ella, ¿a quién más?), cabe hacer una "fe de erratas", por
lo que respecta a unos de los peloteros que mencioné en mi anterior, que
apareció como Israel "Pelele" Perdura (?), cuando que su apellido era
Pereyra, uno de los buenos jugadores
cubanos que se quedaron en la región. Conocido, también como "El Gavilán
del Desierto".
Una vez lo anterior (que habrás de considerar fuera de
contexto), proseguimos y compartimos:
".....Quiero hacer
una especie de reflexión, en cuanto a lo que representan los sobrenombres,
porque - no pocas veces - caracterizan e identifican a ciertos personajes. De
tal manera que se convierten en un referente tan importante, que basta
mencionarlo - sin ningún complemento, para que se sepa - de inmediato - de
quien se está hablando. Así ha sido, en el caso de Cantinflas, o Resortes,,
como artistas; o, también, El Cavernario (Galindo), o Tonina Jackson, o el
Murciélago (Velázquez); o, bien, El Cordobés, El Pentapichiche, o El Pelón
(Osuna).
El beisbol no puede ser
la excepción, pues siempre ha sido uno de los deportes donde más se aplican los
apodos. Unos, apropiados (!pero, otros, no tanto!). "El Bambino";
"El Hombre" (Musial); "El Yankee Clipper"; "El Big
Papi"; "El Toro"; "Chile" (Gómez), "La Mala"
(Torres). Éstos son tan sólo unos ejemplos del valor que tienen los
sobrenombres.
Y, en el caso de
nuestro personaje, aunque al principio (como habrán leído) no tenía la
"exclusividad" del mote (la chiquillada se lo adjudicó a su hermano
mayor, ROSARIO, cuando en su barrio trataba de imitar las "suertes"
de los hermanos Becerril, expertos en la charrería) fue precisamente él -
MIGUEL - quien le dio fama internacional. Fue quien lo paseó con todo orgullo,
por los diamantes donde "hollaron" sus spikes; y en donde deleitó a
todos los aficionados con sus grandísimas facultades. ¡Y pudo haberlo hecho en muchísimos
lugares más, y de mayor nivel; ¡pero....!
La primera vez que supe
del hijo de los señores Miguel Fernández Bautista y de doña Ninive Ramón Gómez
fue cuando lo contrató el equipo de Mexicali, que participaba en la Liga
Arizona-México. Eso ocurrió en el verano de 1955, cuando se dio aquel
"parte-aguas" histórico, de que las ligas de nuestro país ingresaran
al Beisbol Organizado. Los "viejos" aficionados recordarán que la
misma Liga Mexicana caminaba por su propia cuenta; y el caso se agudizó cuando
a mediados de los cuarentas Jorge Pasquel les declaraba la guerra, "pirateándoles"
muy buenos jugadores.
En aquellos tiempos el
Beisbol Organizado contaba con una gran estructura "vertical",
empezando, con las Mayores; siguiendo con Clase Abierta, Triple A; y así,
descendiendo, hasta tener Clase "E". Esta liga, la Arizona-México, a
pesar que era considerada como Clase "C", era mucho más fuerte de lo
nos pudiera parecer. En primer lugar, hay que señalar que podía considerarse un
circuito internacional, pues además de contar con equipos del noroeste de
México, también los había de la parte sur de Estados Unidos. Los equipos de
Grandes Ligas tenían arreglos con muchos de esos equipos, pues estaban
interesados en los jugadores que, ahí participaban, y, enviaban a algunos, para
que fueran madurando.
En total eran ocho
equipos: Cananea, que se llevó el título,, Yuma, Phoenix, Mexicali (en 4o.
lugar, a 8 y 1/2 juegos de distancia, con 78 triunfos por 62 descalabros, y
dirigidos por Art Lilly); Tucson, Bisbee-Douglas, Globe-Miami, y Nogales, como
colero. Lo más sobresaliente (!si así se le puede llamar!) fueron las 20
derrotas consecutivas que sufrió este último equipo. Seguiremos, con más
detalles de esta Liga Arizona-Mexico. (Muchos de estos datos han sido tomados de
"The Sporting News Baseball Official Guide", 1956).
En la foto: Lic.
Felipe Ángel Hernández Pulido, Regidor del H. Ayuntamiento; un servidor; y la
arqueóloga Marisol Talavera Santopietro.
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