martes, 24 de septiembre de 2024

 



Aurelio Rodríguez


Por Jesús Alberto Rubio Salazar: 


Nuestra admiración hacia uno de los más grandes peloteros mexicanos que brillaron con gran intensidad en México y en la Gran Carpa donde como un estelar defensor de la esquina caliente tuvo oportunidad de lucir su calidad y talento durante 17 años, especialmente con California, Detroit y los Yankees de Nueva York.

 

El orgullo de la Ciudad del Cobre donde se le erigió una estatua también brillo con Baltimore, Washington, Chicago y San Diego.

 

Y sí, además de su notable accionar con los Tigres de Detroit, resulta siempre inolvidable aquella confrontación que tuvo en  1981 cuando los NYY se enfrentaron en la serie mundial a los Dodgers de Los Ángeles.

 



En efecto, es imposible olvidar cuando toda la afición mexicana gozó su presencia y acción en la aquella serie otoñal.

 

Sí, sí: cuando los Dodgers ganaron aquella confrontación (recuerde a Fernando Valenzuela) en la que brindó una gran jornada al bat luego de sustituir a Craig Nettles, quien se había lesionado un dedo en el segundo juego celebrado en Nueva York y ya no pudo ver acción.

 

Aurelio tomó esa vez su lugar para regalarnos una gran actuación ya que en cuatro encuentros bateó de 12-5, para un alto .417.


 

Usted recordará que en el tercer partido, teniendo como escenario al Dodger Stadium, se dio un momento histórico para el béisbol mexicano:

 

Por primera vez se enfrentaban en un mismo Clásico dos paisanos: Aurelio y Fernando “El Toro” Valenzuela.

 

El “Toro” ganó dramáticamente 5-4 a pesar de recibir jonrones de Bob Watson y Rick Cerone, en tanto Aurelio le conectaba par de hits.

 

En el cuarto juego volvió a conectar de 4-2; en el siguiente se fue de 3-0 y en el sexto y último partido, de 1-1.

 

Más tarde, en el invierno de enfrente, un 18 de noviembre, los Yankees lo enviaron a Medias Blancas y el jefe George Steinbrenner le dedicó buenas frases: “Hizo todo lo que se le pidió y lo hizo muy bien. Lamento dejar ir a un jugador tan caballeroso. Buena suerte”.

 

Con Ted Williams.

Los registros de Aurelio Rodríguez nos hablan de lo grande que fue en la pelota profesional luego de llegar en 1967 procedente de los Charros de Jalisco al béisbol de Ligas Mayores, exactamente con los entonces llamados Serafines o Angelinos de California.

 

Su estadía en ese béisbol se prolongó 17 años ya que después de jugar con California (1969-70), vistió las franelas de los Senadores de Washington (1970), Tigres de Detroit (1971-79), Padres de San Diego (1980), Yankees (1980-81), Medias Blancas de Chicago (1982, 1983) y Baltimore (1983).

 

Sus números y al Recinto Sagrado

 

En ese extenso periodo ligamayorista Aurelio  conectó mil 570 hits, 287 dobles, 46 triples y 124 jonrones. Su promedio en general fue de .237.

 

En la Liga Mexicana de verano jugó con Charros de Jalisco, Tigres de México, Sultanes de Monterrey y Saraperos de Saltillo.

 


Fueron sólo seis temporadas y promedió .309 de porcentaje.

 

En la Liga Mexicana del Pacífico jugó con Cañeros de Los Mochis y Yaquis de Ciudad Obregón. Pegó 208 dobletes, 11 triples, 129 jonrones y concluyó con un global .273.

 

Representó a México en dos Series del Caribe, en 1978, en Mazatlán, con los Tomateros de Culiacán y en 1984 en San Juan, Puerto Rico, con Mochis; ese año fue seleccionado en el Equipo Ideal por su estupenda actuación en la antesala.

 

Como mánager, en 1991 hizo campeones a los Sultanes de Monterrey en la Liga Mexicana de Béisbol…. Y claro, con toda esta trayectoria en 1995 ingresó con palmas de oro al Recinto Sagrado de Monterrey.

 


Con su hermano Francisco


Enorme calidad

 

Le caracterizó su enorme calidad y consistencia como jugador; elegancia, gran brazo, fino y espectacular fildeo, buen bateo y como ser humano, todo un caballero.

 

En la Liga Americana jugando para los Tigres de Detroit, llegó a quitarle en 1976 la cadena de años seguidos ganando el Guante de Oro al oriol Brooks Robinson.

 

¡Cuántos recuerdos, sí, aquí en invierno, en el verano y las Ligas Mayores del gran Aurelio!

 

También, imposible olvidar aquel 1971 cuando en el “Fernando M. Ortiz” no pudo retener en la esquina caliente un tablazo de línea de Héctor Espino para que luego viniera Bobby Darwin con su segundo cuadrangular del juego que coronó a Hermosillo, ante los Cañeros.

 

Una serie final que por supuesto no me perdí.

 


Con esa victoria los Naranjeros iban a ir en febrero a la primera participación de México en una Serie del Caribe, esa ocasión, bajo el mando de Maury Wills.

 

El vástago del Aurelio “Güerito” Rodríguez, excelente pelotero amateur y de la Liga de Sonora, nació el 28 de diciembre de 1947 y cundo menos se esperaba, a sus 53 años de vida falleció el 23 se septiembre de 2000.

 

Sorprendió la noticia

 


Aquel 23 de septiembre su fatal deceso en verdad impactó a todo el béisbol ya que a causa de una circunstancia inesperada donde un automovilista, adulta mayor – a causa de un infarto-- perdió el control del volante de su vehículo y lo atropelló al instante en que caminaba por una banqueta de la ciudad de Detroit.

 

Ese año y en este béisbol de invierno, Aurelio iba a trabajar por vez primera como coach de bateo de los Naranjeros de Hermosillo luego de una notable trayectoria con los Cañeros de Los Mochis tanto como jugador y mánager.

 

Antes de su deceso, le diré que al inolvidable tercera base, quien trabajó también  como coach de los Diamondbacks de Arizona, en una de las visitas para un juego de pretemporada exhibición del equipo en el Héctor Espino, tuve lo que fue la última oportunidad de saludarlo --dándonos las manos entre la malla del back stop.

 


Fue un muy grato saludo, amable, a su estilo.


El de siempre que le caracterizó en vida.


Pero -sin embargo--, desafortunadamente, sabemos cómo se comporta en ocasiones el cruel destino: meses más tarde supinos de su inesperado y fatal desenlace.

 

Descanse en paz el gran Caballero y Amigo.


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