miércoles, 13 de noviembre de 2024

 



AÑORANZA 


Por Jesús Alberto Rubio Salazar.


La primera gran Serie Mundial que gocé al máximo por la señal televisiva, aquí en Hermosillo, fue la de 1967 con Cardenales de San Luis ganándoles en siete juegos –con el enorme Bob Gibson en la loma– a los Medias Rojas de Boston.

 

Fue aquel clásico de las hojas muertas del “Sueño “Imposible” de los Red Sox con todo y contar con un gran equipo encabezados por Carl Yastrzemski y el pitcher Jim Lonborg, quien ese año ganó el Cy Young por su 22-9.

 

Yastrzemski (“Yaz”) había ganado la Triple Corona de Bateo.

 

En la gran confrontación otoñal, Gibson ganó tres grandes juegos completos y fue el JMV, logrando 1.00 de efectividad.

 

En 1964, también recibió ese galardón en la serie que le ganaron a los NYY.

 

Aquel año del 67 los Cardenales de San Luis alinearon con Lou Brock, LF; Curt Flood, CF; Roger Maris, RF; Orlando Cepeda, 1B; Tim McCarver, C; Mike Shannon, 3B, Julián Javier, 2B y Dal Maxvill, SS.

 

Yaz.

Los Medias Rojas: Jerry Adair, 2B; Dalton Jones, 3B; Carl Yastrzemski, LF; Ken Harrelson, RF; George Scott, 1B; Rico Petrocelli, SS y Reggie Smith, CF.

 

Lolich y McLain

 

Lolich.

Por supuesto que la serie del 68 también me fue por demás especial con aquellos Tigres de Detroit con su Mickey Lolich, sorprendiendo al mundo beisbolero (a expertos vaticinadores y a los apostadores) al ganar tres juegos, completos, incluyendo el séptimo decisivo ante los Cardenales y el súper estelar Gibson.

 

Todo mundo esperaba que la gloria, con Detroit, se la llevara Dennis McLain, pero algo sucedió y tan solo logró un triunfo, en el sexto, que obviamente fue clave para ir al decisivo.

 

McLain logró ese año 31 triunfos –hasta ahora el registro más alto en el beisbol moderno en una temporada (31-6), con un sorprendente 1.96 de efectividad y ¡28 juegos completos!, lo cual le hizo ganador del Cy Young, trofeo que repitió al siguiente año, empatado con Miguel “Mike” Cuellar, de los Orioles de Baltimore.

 

Bob Gibson, venía de una temporada de 22-9 y una microscópica efectividad de 1.12, el récord vigente del beisbol moderno.

 


Pero sucedió que al igual que McLain, en aquel clásico de Octubre Gibson también tuvo 1-2 en ganados y perdidos.

 

Gibson, en el primer choque, había establecido marca de abanicados con 17, dejando atrás los 15 de Sandy Koufax cuando derrotó en el juego inaugural del clásico del 63 de Dodgers ante Yankees.

 

Al terminar la serie, dejaría para la historia el récord de un total de 35, superando sus 31 de un año antes ante Boston.

 

Detroit alineó de la manera siguiente: Dick McAuliffe, 2B; Mickey Stanley, SS; Al Kaline, RF; Norm Cash, 1B; Willie Horton, LF; Jim Northup, CF; Bill Freehan, C y Don Wert, 3B.

 

San Luis: Lou Brock, LF; Curt Flood, CF; Roger Maris, RF; Orlando Cepeda, 1B; Tim McCarver, C; Mike Shannon, 3B; Julián Javier, 2B y Dal Maxvill, SS.

 

Luego vendría la serie de 1969 con los “Milagrosos” Mets que sorprendieron a unos poderosos Orioles de Baltimore que habían sido marcados sólidos favoritos.

 


Obviamente, ¡tampoco me la perdí!

 

En Guaymas, en la residencia de la familia Duarte, los chamacos del barrio escuchamos a través de las transmisiones radiales las series de 1959 a 1962; luego en Tijuana, ya por televisión en blanco y negro, disfruté en grande las del 64, 65 y 66.

 

Ahora, ya con la modernidad de la TV, la cosa lucía más que distinta.

 

¡Qué recuerdo-añoranza, amigos!

 

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