Ser negro, de color, afroamericano o no serlo ¿he
allí el problema?
Por Luis Eloy
Ramírez Cabrera.
Hank Aaron “El
Rey del jonrón”, el verdadero pues no uso jeringuillas, cremas o píldoras para
“mejorar su rendimiento”, eufemismo utilizado por los medios (cadenas de
televisión, prensa escrita, radio, redes sociales) para no utilizar la palabra
correcta “TRAMPA” y con ello pretender crear ídolos de laboratorio –Balco o
Biogénesis- para favorecer su mercadotecnia y obtener ganancias astronómicas de
la mano de las hazañas -y de los contratos- que logran sus súper peloteros,
hablo sobre el racismo de su época y la actual.
Y es que a sus 80
años el oriundo de Alabama - y quien a principios de los años 70, desato el
odio racial más grande contra hombre negro alguno después de la llegada de
Robinson y Doby a las mayores en 1947- confesó al USA Today Sports que aún
conserva las cartas de odio que recibió durante su épica carrera tras el record
de Ruth y aseveró en esa entrevista refiriéndose a los racistas que "La
diferencia más grande es que en ese entonces tenían capuchas. Ahora tienen las
corbatas y camisas almidonadas. “, antes de Aaron, el ex pelotero Gary
Sheffield en 2007, alego que la baja en la participación del pelotero negro en
las mayores (estimada en poco más de 7% en la actualidad) se debía a los
latinos y estas fueron sus perlas, “Hace
años ya dije que iban a llegar más caras negras, pero no porque vayan a irse
más anglos sino que los afroamericanos iban a ser reemplazados por los
peloteros latinos que son más fáciles de controlar y de dirigir". El pobre
Sheffield de seguro no supo - no tiene por qué saberlo pues es deber de los
comunicadores latinos difundirlo- de la existencia de hombres como Roberto
Clemente, Adolfo Luque, Rico Carty, Juan Marichal, José Cardenal o Joaquín
Andújar, que de sumisos tenían lo mismo que puede tener un toro de Miura.
La gran pregunta que nos hacemos quienes leemos tantas y
tantas quejas de peloteros negros (década tras década) mientras vemos el
ascenso latino en las mayores y la invasión japonesa, es por qué no miran por
ejemplo a otros deportes. La participación negra en la NFL o en la NBA, es la
que domina ambas ligas, en el caso de Aaron con todo el respeto que merece a
sus 80 abriles y su grandeza en el juego, es que se responda con toda
sinceridad, si pensó en 1974, que sería un directivo en la Gran Carpa como Bob
Watson o Bill White. Si pensó en esos días que otros como Frank Robinson,
Clarence Gaston o Maury Wills serían managers. Hay racistas, y por supuesto
abundan de hecho lo mismo podrían decir los japoneses de Oswaldo Guillen cuando
critico el trato y privilegios que los dueños de equipos daban a los jugadores
de ese país, en detrimento de los jugadores latinos.
Aaron y Sheffield, debiesen ser informados como otros tantos
que como ellos piensan, sobre como un cubano visionario llamado Rafael Ávila,
que impulso las academias de beisbol en América Latina- lejos de territorio
estadounidense- y de allí surgió el incremento constante de los latinos en las
mayores. Ávila, vio el problema, la situación y también la solución y actuó, por su poco interés mediático y el de
más que lamentarse, hacer haciendo más que quejándose, es poco reconocida su
extraordinaria labor. Personalmente creo
que si Robinson, Doby, Miñoso, Clemente, Abbott o Pete Gray, se hubiesen puesto
en posición de justificar que NO podían por ser víctimas de la
discriminación, estaríamos jugando
beisbol aun con Cap Anson, Ty Cobb o Marge Schott. Me gusta Oprah Winfrey
porque además de pelear duro su trabajo, además de ser mil millonaria es
filántropo y creo que hacia allá deben apuntar Aaron y quienes piensan como él
¿ por qué no destinan un 1% de todas las ganancias que reciben y las multas que
pagan por sus desafueros todos los jugadores de piel negra en el Big Show a
programas que estimulen e incentiven el beisbol en la comunidad negra y no dejarle
la responsabilidad absoluta al despreciable racista blanco? Será que cuando se
toca el bolsillo se olvida el racismo y se vuelve una lucha de palabras?
Y una
reflexión, por qué si a mí y creo a quienes leen estas líneas por tener piel
café con leche, unos más claros otros más oscuro, aunque primero soy
VENEZOLANO, y cada uno de ustedes defenderá su gentilicio, no nos molesta que
nos llamen latinos, por qué al estadunidense de piel que lo llamen blanco y no
es despectivo, entonces cual es el problema de tener la piel negra y que le digan negro ¿no sienten
orgullo de su piel? Eso de gente de color ¿Cuál color negro? O afroamericanos
¿ni africanos ni americanos un hibrido? toda esa “sutileza” un regalo a la
auto discriminación ¿no le parece? Hoy dia más que nunca, los peloteros
negros deben fijarse más en el valor y entereza de Robinson y Doby, y
preguntarse porque son el 7% cinco décadas después de la hazaña de estos, por
cierto amparada, apoyada y propiciada por un montón de blancos.
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