Por
Jeff Jacobo
Bien
merecido el logro de los Reales de Kansas City, a quienes elevo mis más
sinceras felicitaciones, pues debo dejar claro, que mis deseos, eran ver a los
azulejos de Toronto coronarse campeones, pero lamentablemente el pájaro no pudo
volar lo suficientemente alto, no pudieron alcanzar el azul del cielo que lleva
su nombre.
Les
comento, que de Kansas City, sólo me gustaba el azul intenso de su uniforme, ese
azul de la Realeza precioso que exhibe su uniforme de visitante y su gran
fanaticada, en el estadio, pero en verdad, nunca me había detenido para
analizar este interesante equipo.
En
verdad, creí que hasta su llegada a la serie mundial la pasada temporada, había
sido una simple colada; no los vi como un equipo con fundamentos reales.
Sin
embargo, que equivocado estaba: este es un equipo de grandes fundamentos, en
verdad, conformado con los elementos esenciales para alcanzar el éxito, como en
esta ocasión.
En
estos juegos de postemporada, vimos equipos muy profundos, en verdad los que
llegaron debieron llegar, ninguno llego allí por error, por méritos que no se
merecía, más bien los que fueron avanzando fue por tener el fundamento, y la
libertad de jugar, no la presión, y la vez todos están trazando un camino, por
el cual los veremos pasar una y otra vez.
Vemos
conjuntos formados por la agencia libre, pero vemos equipos jóvenes, que se han
desarrollado juntos, creciendo como profesionales desde las ligas menores, con
empatía, sin egos, lo que da paso a crear una química incorruptible, pureza
natural.
Es
de admirar la estructuración de este equipo, creado para batallar, un proyecto
futurístico con formado por la clave para el éxito, una fuerte y excelente
defensa en cada una de las posiciones, todos con la habilidad de batear,
excelente rapidez, lo que lo mueve a ser un team completamente agresivo, y lo
mejor de todo, bien dirigido.
Tienen
un mánager que conoce muy bien su
personal, que ejecuta con precisión su estrategia de juego, y sobre todo que
cree abiertamente en su plan.
Entiendo
que hay que ser verdaderamente amantes del beisbol para entender y aprecia el
logro de los Reales de Kansas City, pues no muchos pudieron seguir la serie
mundial por la pérdida abrumadora de los fanáticos de este juego, pero lo
cierto es que este es un equipo increíble, nunca se dieron por vencidos, fue
admirable como en conjunto se preocupan uno por el otro, y lo que a uno le
salió mal, otro trata de corregirlo, levantando la moral de su compañero, dando
la oportunidad de volver y enmendar el daño cometido.
De
las 11 victorias en la postemporada, 8 fueron viniendo de atrás, forzando la
situación, haciendo que el equipo contrario nunca se sintiera cómodo,
demostrando confianza y con la actitud correcta en cada partido, creyendo y
venciendo a cada rival sin importar cual fuera.
Para
simplemente así decirlo, los Reales de Kansas City, dieron cátedra de lo que es
jugar un buen beisbol. No es por nada que se llaman los Reales, y no es por
nada que después de treinta años, la “corona” volvió a su trono.
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