viernes, 21 de noviembre de 2014

Asdrúbal Baró… amigo de siempre



Juan A. Martínez de Osaba y Goenaga.


   Todas las muertes, o casi todas, se lamentan. Pero cuando alguien como el tierno, servicial y animado amigo Baró se nos va, quedamos en la certeza que haberlo querido para siempre. Hace poco escribí las siguientes letras. Se las leí por teléfono y lo sentí emocionado. Siempre estaba en la presentación de mis libros en La Habana o en alguna tertulia al paso. Allí, con su inseparable bastón y la sonrisa de siempre, recordábamos viejos y nuevos tiempos. La pelota de Pinar del Río, quizás la mejor en la Isla de los últimos treinta años, le debe mucho a este hombre, por su capacidad, su entrega sin límites y, sobre todo, porque siempre fue genuino de sentimientos y sencillo como si jamás hubiese estado en terrenos mexicanos, norteamericanos, de todo su país ni en otros lares. A continuación lo que por entonces escribí:
  
De razonamientos profundos que, una vez organizados, suelen brotar cual manantial de agua pura, es una de las glorias vivientes de la pelota cubana. Arrostra consigo toda una época de labor en las praderas beisboleras y la sapiencia que solo conservan aquellos que dedicaron la existencia a una causa tan noble y justa como la del Deporte Nacional Cubano.

   Técnico al más alto nivel, había comenzado su comenzó su carrera como jardinero. Nació en el poblado de Mayarí, actual provincia de Holguín, el 21 de noviembre de 1926. Allí se inició con el Preston, en las ligas del circuito norte de la antigua provincia de Oriente. Debutó en 1945 con el Caimanera. En 1947 ingresó a la matancera Liga Pedro Betancourt, con el Jalsia, desde donde se trasladó al Matanzas, de la Liga Central de Santa Clara y promedió por encima de los .400.



      En 1951 comenzó su quehacer en el béisbol de las Ligas Menores de los Estados Unidos, con los equipos Miami, Charleston y el San Antonio. A partir de 1955 integró el roster de los Cuban Sugar Kings, donde permaneció hasta 1958. En esas tres temporadas promedió .289. En febrero de 1954 estuvo con el Almendares en la VI Serie del Caribe, celebrada en Caguas, Puerto Rico, junto a verdaderas luminarias como Héctor Rodríguez, Conrado Marrero, Willie Miranda, Ángel Scull y Oscar Sardiñas, entre otros.
   Napoleón Heredia, en funciones de scout y asistente del Cienfuegos de la Liga Profesional Cubana, vio un prospecto en aquel mulato oriental y lo captó para ese circuito, donde estuvo nueve temporadas: En 1951-1952, con el Almendares (.000), 1953-1954 (.220), 1954-1955, alternando entre Almendares y Marianao (.284), 1955-1956, con el Marianao (.233), 1956-1957 (.307), 1957-1958 (.282), 1958-1959 (.163), 1959-1960, con el Habana (.224) y 1960-1961 (.136). Total: en 320 desafíos y 914 veces al bate, conectó 227 hits, para average de .248, con 137 anotadas, 111 impulsadas, 25 dobles, 7 triples, 15 jonrones y 17 bases robadas.



    Ya para 1954 sentaría cátedra en los jardines, donde se lucía con elegancia. Fue veloz en las bases y conectaba líneas con fortaleza. Los Senadores de Washington pensaron en él, todo parecía decidido, pero habían completado el cupo de "jugadores de color" dentro de su franquicia y no pudo ser firmado. Con el Marianao de 1956-1957 tuvo una actuación memorables, incluido el subliderato de los bateadores; ganó las dos Series del Caribe en las que participó con ese equipo: 1957 (.136), en La Habana, y 1958 (.333), en San Juan de Puerto Rico. 

   A partir de 1959, en plenitud de facultades, continuó en la Liga Mexicana, donde en 1961, con los Rojos del Águila, ganó el campeonato a las órdenes del cubano Santos Canguro Amaro, y alcanzó un promedio de bateo por encima de .300. También estuvo con el Nuevo Laredo, Poza Rica y Veracruz. Su retiro como jugador llegó en 1964, con el Campeche. Había terminado en aquel circuito con average de .321, 41 jonrones y 302 impulsadas.


   Entonces regresó a la Isla, cuyos aires jamás pudo declinar, para ponerse al servicio de las Series Nacionales. En 1964 estuvo como entrenador de bateo de los Azucareros. Fue manager de los Centrales en la V Serie Nacional, donde se facturó uno de los hechos más memorables de la pelota revolucionaria cubana, con los 19 y un tercio de innings, incluidos dos juegos de no hit no run consecutivos, lanzados por Aquino Abreu. 
   Asdrúbal Baró Hernández, por derecho propio, está entre los fundadores de la pelota vueltabajera, a partir de 1967, junto a Lázaro Lacho Rivero, Ismael Gallego Salgado, Francisco Chito Quicutis, José Joaquín Pando, Emiliano Tellería, y tantos otros. Fue un verdadero maestro para Jorge Fuentes, Francisco Martínez de Osaba (Catibo), Juan Charles Díaz, José Manuel Cortina y Jorge Hernández, los cinco muchachos de la ESEF Comandante Manuel Fajardo, que tanto hicieron y hacen por la pelota pinareña.

   Por esos azares de la vida, en una jornada de trabajo en la antigua EIDE Ormari Arenado, de Pinar del Río, Baró se convirtió en el descubridor de Alfonso Urquiola, el fabuloso camarero y manager campeón, quien tenía grandes habilidades para el baloncesto, pero no lo acompañaba su físico. La experiencia de los años y un olfato beisbolero inigualable, lo llevaron a un piquete entre muchachos. Así recuerda aquellos momentos, quien sería El Relámpago de Bahía Honda:

Fue el hombre que me captó para el béisbol. Un fin de semana, sin pase por problemas de disciplina, me puse a “piquetear” con los muchachos. Allí había algunos técnicos, entre ellos recuerdo a Baró, Nicaragua Chacón y Ricardo Serrano, todos de La Habana, que prestaban servicios en Pinar, para ayudar a desarrollar la pelota nuestra. Baró se me acercó: --Muchacho, tú tienes que ser pelotero, si te pasas para la pelota, vas a los Juegos Escolares y Pinar va a ganar por primera vez. Después, seguro, integras el equipo Cuba al Mundial Juvenil de Maracaibo, en Venezuela. –Lo pensé mucho, hasta que me decidí con la aprobación de Barrizonte, mi entrenador de baloncesto. Efectivamente, ganamos la medalla de oro en los Juegos Escolares, en la categoría 15-16, allí comencé a sentirme campeón. Enseguida me llamaron para la Selección Nacional Juvenil y fui al Mundial de Venezuela, donde resulté la segunda base más destacada. Puedo decir que fue allí, con la vista de águila de ese hombre, que me convertí en pelotero y comenzó mi carrera, que subiría como la espuma. Baró es uno de los mejores entrenadores de bateo que ha tenido este país, un gran conocedor del béisbol, y una bella persona. Ya viejo, con problemas de salud, siempre que voy a La Habana va a verme. Todos lo queremos y respetamos mucho.[1]



   Y la vida le dio la razón, pues la labor de Urquiola ayudó sobremanera a que el equipo escolar obtuviera el primer lugar, fue uno de los más destacados en el Mundial Juvenil de Maracaibo y estuvo por casi tres lustros como titular del team Cuba de mayores, imponiéndose a otras varias luminarias de la posición. A su vez, se ha destacado como un artífice en la conducción de equipos, con varios títulos a su haber.      
   Hay quienes no pueden medirse por los atributos materiales ni heroicidades al paso. Requieren de una pupila avizora para aquilatarlos, porque saben penetrar en las profundidades de los hombres. Baró es uno de ellos. Quizás se cuente entre los más nobles y humildes que hayan pasado por los terrenos de béisbol. Ha sido y es incapaz de emitir improperios, desatender a los necesitados o buscar loas. Su enorme virtud es la de pasar inadvertido, aunque acumule tanta historia.

   También colaboró con equipos matanceros. Hoy, apoya en los bastones del tiempo, se le puede ver en tertulias, programas televisivos como Béisbol de Siempre; junto a Conrado Marrero y otros de sus compañeros. A pesar de una salud quebrantada por la vida, con sus venerables ocho décadas y siete meses cumplidos, continúa vinculado a las bolas y los strikes. Jamás ha declinado ofrecer un consejo; va por el mundo repartiendo enseñanzas, como si el tiempo se hubiese detenido en él.

   La gloria acumulada suele opacarse ante algunos hombres.

Liga Profesional Cubana:
 JJ       VB         H         AVE        CA        CI         2B         3B         HR        BR
320
914
227
.248
137
111
25
7
15
17


(Con documentación de Rogelio Augusto Letusé La O, Jorge Figueredo, Guías del Béisbol Profesional Cubano y Mexicano, Guías de las Series Nacionales, Roberto González Echevarría, Severo Nieto, Alfonso Urquiola, Jorge Fuentes, Juan Antonio y Francisco José Martínez de Osaba, Ismael Salgado, Roberto Llende, y otras fuentes)


Juan A. Martínez de Osaba y Goenaga
Mayo de 2014.




[1] Alfonso Urquiola: Entrevista con el autor, 17 de septiembre de 2011.

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