PEÑA BEISBOLERA
Juan Antonio García Villa
Fidel Castro, el beisbolista
La noche del pasado viernes 25 de
noviembre falleció en La Habana Fidel Castro. Como la casi totalidad de los
cubanos, fue gran aficionado al beisbol. Verdaderamente le apasionaba la
pelota, como le llama la gente en Cuba al deporte rey. Hay quien incluso
considera que nada le habría gustado más al comandante Fidel que haber llegado
a ser gran estrella del beisbol. Pero lamentablemente para él, no fue así.
Aunque hay leyendas y anécdotas que de alguna manera reflejan ese ardiente deseo
personal. Voy a contar dos.
La primera la tomo del formidable libro
sobre la historia del beisbol cubano escrito por Roberto González, eminente
académico de la Universidad de Yale. Dice que cada vez que le mencionaba a
algún norteamericano que estaba escribiendo ese libro, lo primero que a su vez
le comentaba “era sobre las supuestas hazañas de Fidel Castro en este deporte, y la ironía histórica
de que, si los Senadores de Washington o los Gigantes de Nueva York lo hubieran
firmado en los años 40, la Revolución cubana nunca habría ocurrido”.
Afirma que se trata de una versión
totalmente falsa, urdida por un periodista norteamericano de cuyo nombre nadie
se acuerda hoy. Y que desde luego jamás se cuenta en Cuba “porque allí todo el
mundo sabría en seguida que es una patraña. Es preciso dejar bien claro
–escribe Roberto González- que Castro jamás
recibió propuesta alguna de un equipo norteamericano y nunca alcanzó en
este deporte el grado de notoriedad que podría haberle granjeado la atención de
un reclutador experto”.
Y
como supuesto pelotero señala que “no existe constancia alguna de que Castro
jugara jamás –y mucho menos en posiciones estelares- en ningún equipo. Nadie ha
encontrado en los archivos ni una sola foto de un equipo de pelota en la que
figure Castro”.
Sin embargo, hay norteamericanos que dan
por verdadera esa insostenible versión. Entre otros un gran amigo y colega de
Roberto González en Yale, el reconocido historiador John M. Merriman, quien la
recoge en uno de sus libros.
Concluye González: “Los cubanos saben que
Castro no fue pelotero; aunque al llegar al poder en 1959 se disfrazara con el
uniforme de un equipo bufonesco denominado Barbudos y jugara algunos topes
(encuentros) de exhibición”.
Así es como yo recuerdo a Fidel Castro
beisbolista, con sus arreos de cátcher en conferencia con Camilo Cienfuegos, de
pitcher, ocupando la foto de ambos en el montículo toda la enorme portada de un
número de la revista Life en español, quizá de 1960 o 61.
Y es aquí donde viene la segunda anécdota.
La platica el cubano Pablo Hernández Ruas, mi compadre, entusiasta miembro de
la Peña Beisbolera del DF. Dice que en un
juego amistoso en el Parque Latinoamericano en los primeros años de la
década de los 60, entre los Barbudos y un conjunto de peloteros profesionales
cubanos en proceso de retiro, Fidel Castro estaba lanzando cuando Miguelito
Valdés (homónimo del cantante y quien después formó parte de la organización de
los Angelinos, hoy residente en Los Ángeles) le pescó una recta a Fidel que se convirtió
en tremendo cuadrangular por todo el jardín central.
Muy ufano, loco de contento, salió
Miguelito rumbo a la primera base. Al llegar a ésta, el coach de su equipo, que
era Sergio Borge (Iuego manager de la selección nacional cubana, después
exiliado en nuestro país, donde aún reside en Cancún) le dijo: “Pero Miguelito,
cómo se te ha ocurrido hacer eso, chico”. Y Miguelito se empezó a preocupar.
Al dar vuelta por la tercera base, su
coach, que era Juanito Vistuer (exiliado después en nuestro país y fallecido en
Monterrey), discretamente le comentó: “Ay, Miguelito, esperamos que mañana no
te fusilen”
Terminó la entrada y Miguelito Valdés ya
no salió al terreno de juego. Se soltó totalmente del estómago y quedó trabado
de terror.
Hoy se reúne la Peña Beisbolera, en el
lugar de costumbre de Av. Juárez y Ramón Corona, a las 7 pm.
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