ESTRELLAS DEL BÉISBOL
FRANCISCO “GUAPO” HIGUERA GONZÁLEZ
Por Héctor
Barrios Fernández.
Francisco “Guapo” Higuera.
La
ciudad y puerto de Ensenada, B. C., se encuentra ubicada en el noroeste de
nuestro país, frente a las costas del Océano Pacífico. Está conformada, como
toda ciudad, por un sin número de colonias, entre ellas la populosa,
“Territorio Sur,” llamada así porque, siendo fundada a mediados de la década de
los 1940s, rápidamente llegaron familias provenientes del entonces Territorio
de Baja California Sur, ya que ante la clausura de las minas de cobre en Santa
Rosalía, el trabajo comenzó a escasear y las familias buscaron mejores
horizontes. Recuerdo que en la escuela primaria, como estudiante, tuve que
aprender como cancioncita que la República Mexicana estaba conformada por, “♪29
Estados♪, dos Territorios♪ y un Distrito Federal♪.” Todo para que con el tiempo
la cosa fuera diferente, los Territorios y el Distrito Federal han
desaparecido.
La
colonia Territorio Sur, conocida también como “la Cachanía,” ya que así se les
conoce a los “terrisureños,” sobre todo a los de Santa Rosalía, (ojo, no
confundir con “Cachanilla,” esos son de Mexicali, por la planta que crece en
aquellos lugares) está ubicada a la falda de un cerro, en un terreno irregular,
con pendiente, pedregoso, sus habitantes tenían fama de ser buenos para el
béisbol, para tirar golpes en las peleas, muy trabajadores y si te brindaban su
amistad, tenías la seguridad de contar con un aliado en las buenas y en las
malas.
En
las décadas de los 1950s, 60s y 70s, los campos para la práctica del deporte
escaseaban, tal y como sigue siendo en la actualidad, era común ver a la
chiquillada jugando “al bat,” “al beis,” o “a la pelota,” en las pedregosas
calles o en los terrenos baldíos de la brava colonia, con frecuencia se
escuchaba el “crasssh” del vidrio de una ventana quebrada y enseguida solamente
quedaba el polvito en el aire, ya que los niños desaparecían como por arte de
magia.
Se
jugaba con lo que hubiera, piedras, pelotas hechas de calcetín o de trapo,
palos de escoba, tablas viejas, barrotes, también se bateaba con la palma de la mano, sin guantes y se usaban,
cartones o tablas como bases, se improvisaban campos con una, dos o tres bases,
según los participantes y sin saber, se llegaban a hacer los outs como en los
inicios del béisbol, pegándole al corredor con la pelota. Poco a poco fueron
apareciendo las herramientas de verdad y de manera organizada se formaron los
primeros equipos.
Como
se imaginará comenzó a aparecer el talento para la práctica del béisbol.
Pues
bien, así como emigraron hacia Guaymas, Son., los famosos hermanos Romo, los
Plascencia, los Cacheux, los Frayde y tantos otros con apellidos muy
beisboleros, también con rumbo norte, hacia Ensenada emigraron los Peraltas,
los Domínguez, los Arreola, los Meza, los Higuera y tantos otros que llegaron
para darle más lustro y brillantez a Ensenada.
Entre
esas familias llegó la de Don Francisco Higuera Aguilar, como era común, ex
trabajador de las minas en Santa Rosalía y dedicado a la carpintería,
acompañado de su señora esposa, Doña Ramona González Fierro, dedicada, como
también era común en aquellos tiempos, a los quehaceres del hogar y
posteriormente al cuidado de sus doce hijos, que para variar, también era
usual. Tal vez el matrimonio se dijo, bueno, ya tenemos a los nueve para el
equipo de béisbol y tres para la banca y ahí le paramos, recordemos que en
aquellos tiempos no existía aún el bateador designado.
Los
hijos e hijas fueron por orden: Goyito, Tavito, Hilda, Cristina, José María,
Francisco, Santiago, Jorge, Rosa, Juan, Reyna y Raquel, todos habiendo nacido
en la misma colonia.
El
sexto de los hijos “Francisco Higuera González,” desde sus primeros años mostró
grandes habilidades para el juego, aparte de jugarlo con sus compañeros de
escuela, al término de la jornada, por las tardes continuaba con la práctica
hasta que la noche impedía ver la pelota.
Fue
Armando “El Burro” Domínguez, vecino de la colonia y gloria del béisbol
ensenadense quien lo bautizó con el apodo de “Guapo.”
Observando
a los vecinos mayores de la colonia; lo inspiraron a incursionar en el juego
del béisbol. Jugadores ya establecidos y que con el inevitable devenir de los años se
convirtieron en glorias del béisbol aficionado local como el mismo “Burro”
Domínguez, “Cachanía” Moreno, los hermanos Arreola, “Cachi” Angulo, “Yuca”
Peralta. Con un dejo de nostalgia, recuerda Francisco “Guapo” Higuera a sus
primeros entrenadores a quienes en gran parte les debe el haberse desarrollado
en el béisbol, algunos de ellos fueron: el mismo “Cachanía” Moreno, sus tíos,
José María González, Heladio González y Reyes González. Sus compañeros de juego
durante la etapa infantil fueron: Alberto “Zurdo” Sánchez, Heriberto Mora, José
Luis “Niño” Ibarra, Manolo y Humberto Meza.
Sus
equipos en la niñez fueron “Caminos,” “Gallitos,” “Cometas,” y “Burócratas.” Su
posición dentro del campo siempre fueron las paradas cortas, no hubo fuerza o
argumento alguno que lo hiciera cambiar de posición.
Aparte
de cualquier terreno baldío que hubiera disponible, o en la calle frente a su
casa, solamente existía un campito para desarrollar los juegos de la liga y
éste se encontraba en la parte posterior al “Deportivo Antonio Palacios,”
parque de béisbol que desde la década de los 1940s ha sido la “Catedral” del
béisbol ensenadense y que por casi 80 años, nada ni nadie en Ensenada, ha sido
capaz de sustituirlo por algo acorde a los modernos tiempos actuales.
Ya
entrado en edades juveniles, los ejemplos a seguir dentro del juego fueron el
mismo Armando “Burro” Domínguez, Ernesto “Conejo” Salgado, Pedro Guerrero y su
ahora compadre Enrique “Zurdo” Echave, a quien por cierto, en lo personal le
otorgo una de las calificaciones más altas para un primera base. Ya en la
categoría de primera fuerza y a los 16 años, Francisco “Guapo” Higuera defendió
los colores de los equipos: “Mulos de la Cachanía,” “Secc. 22 de cementos
Guadalajara,” “S.O.P.,” “Piratas” y “Frenos Reforma".
Dentro
de esos equipos tuvo la fortuna de contar con compañeros a quienes les fue
aprendiendo las técnicas y “mañas” del oficio. Si Usted es de Ensenada o sus
alrededores, vea nomás que nombres, Marcos Amao, “Zurdo” Sánchez, Pedro
Guerrero, Ramón Meza, Rubén “Catrín” Meza, César “Gordo” Peralta, Carlos
“Calín” Verdugo, “Tanque” Ibarra, Luis “Panadero” Moctezuma, Ricardo “Mocoso”
Montoya, Ernesto “Conejo” Salgado, Esteban “Copetes” Lenccioni, Guillermo
“Memo” Hernández.
Muy
joven aún, participó en los torneos estatales de 1968 y 1969, defendiendo los
colores de la liga más antigua de Baja California, la “Liga Municipal de
Ensenada,” bajo el mando de Miguel “Jilemón” Jiménez, quien como anécdota
contaba que: “llevé al ‘Guapo’ al
estatal, solamente porque me conectó un par de home runs en un juego.”
No
pasó mucho tiempo para que por su calidad, su fama comenzara a trascender más
allá de los límites del estado. Recibió la invitación para probarse con la organización
de los “Diablos Rojos” de la Liga Mexicana, entrenamiento dirigido Mario
“Toche” Peláez. Sin embargo el asunto no pasó de ahí.
Tigres de Ensenada 1971.
Al
término del primer juego de una doble cartelera del torneo estatal de 1969,
recibe la visita de una persona que lo invita y trata de convencerlo para que
firmara para el béisbol profesional, lo cual agradece pero declina la
invitación. Días después se entera de que esa persona era Jesús “Pulga” Robles,
buscador de talento de los “Tigres” de la capital del País.
Vuelve
a la carga Robles, lo busca en su domicilio, platica con su papá y sus tíos
pactando la firma para incursionar al béisbol de paga.
Los
“Tigres” contaban con una sucursal en Ensenada dentro de la Liga Norte de
México y es a donde asignan al “Guapo Higuera” para que fuera su short stop. Ya
como beisbolista profesional rápidamente se dio cuenta de que las cosas eran
muy diferentes al béisbol de aficionados que era el que conocía. Una de sus
primeras experiencias y como anécdota comenta que en unos entrenamientos
coincidió con el también jovencito Carlos “Chaflán” López nativo de Mazatlán,
Sin., quien le dijo: “Si te colocas a la
distancia, te reviento tu guante al lanzarte una pelota,” Lo que realmente
sucedió, después de unos lanzamientos se le reventaron las correas de la caja y
adiós guante y es que Carlos “Chaflán” López siempre contó con tremendo brazo,
tanto así que lo llevaron hasta las mismas Ligas Mayores.
Otra
es que en una carrera y por una nariz, el mismo “Chaflán” ganó a una de las
“gacelas” ensenadenses de ese tiempo, Guillermo “Memo” Hernández.
Dentro
del nivel profesional, Francisco “Guapo” Higuera vio actuación con los ya
mencionados “Tigres” de Ensenada, Yuriria, Gto., en la Liga del Bajío y
Aguascalientes en la Liga Central. Sus manejadores fueron, la glorias del
béisbol mexicano, Benjamín “Papelero” Valenzuela, David García, Jesús “Pulga”
Robles, Alberto Joachín y Silverio Pérez, también recuerda con afecto a uno de
sus instructores en los campos de Pastejé, al legendario y miembro del Salón de
la Fama del Béisbol, Ronaldo “Ronnie” Camacho, que para los que hemos seguido
el béisbol por años, quisiera saber de quién no es o fue ídolo Ronnie Camacho.
Entre
algunos compañeros que recuerda con afecto se encuentran, Rodolfo “Rudy”
Hernández, quien llegara a Ligas Mayores con Medias Blancas de Chicago, al ya
mencionado ligamayorista Carlos “Chaflán” López, Juan Arvizu, Rafael Ornelas,
Leo Guerrero, Blas Mazón, Francisco Mota y más.
Una
anécdota dolorosa que cuenta “Guapo” Higuera es que estando él en la caja de
bateo y el veloz Eleno Cuen lanzando, éste le metió un lanzamiento entre las
costillas, conservando aún el recuerdo y la marca de las costuras en su cuerpo.
Volviendo
al béisbol local, Francisco “el Guapo” Higuera asegura que ante tanto talento,
es difícil nombrar un equipo ideal ensenadense, pero al menos con los peloteros
que le tocó interactuar, un equipo estaría conformado por: Enrique Echave,
primera base, Ernesto “Conejo” Salgado, en segunda, Raymundo “Huevito” Montoya
en tercera, Pedro Guerrero en el short, “Zurdo” Sánchez, Ricardo “Richie”
Jiménez y Mario “Magochi” Duarte en los jardines, en la receptoría pondría a
Armando “Burro” Domínguez y a Víctor “Negro” Verdugo, como manejador a Miguel
“Jilemón” Jiménez, auxiliado por José “Cahuichi” López.
Sus
equipos favoritos son, en Grandes Ligas, los Dodgers, en Liga Mexicana, los
“Tigres,” los “Naranjeros” en invierno y aunque recuerda con afecto a todos sus
equipos locales, guarda especiales sentimientos para “Secc. 22.”
Dentro
de la pelota admira a, Clayton Kershaw, Héctor Espino, Ronnie Camacho, Miguel
Sotelo, entre muchos.
Tigres de Ensenada 1968.
Como
suele suceder y para fortuna de la sociedad, Francisco “Guapo” Higuera
González, conoció a la Srita. Martha Vega Pérez, la mujer de sus sueños, al
tiempo se convirtió en su esposa, con quien procreó a sus hijos: Raúl, Martha,
Isela, Mariné, Mariel y Maritza, ahora con nueve hermosos nietos, formando una
unida familia.
Como
colofón de esta historia, el amor “le lanzó juego perfecto” al béisbol y nos
privó de ver desarrollarse una brillante carrera profesional, pero nos premió
con una hermosa familia.
Francisco
“Guapo” Higuera, gloria del béisbol ensenadense.