martes, 26 de julio de 2022

 

Big Papi.

 

En la carrera de David Ortiz, los números hablan por sí solos, lo cual le llevó a ser exaltado al Salón de la Fama junto al cubano Tony Oliva y Jim Kaat, además de Gil Hodges, Bud Fowler, el cubano Orestes “Minnie” Miñoso y Bud Fowler de manera póstuma.

En una carrera de 20 años en Grandes Ligas, Ortiz pegó 541 cuadrangulares, empujó 1,768 carreras y terminó con OPS de .931 y OPS+ de 141.

Y en postemporada, se creció, dando batazo por batazo en el momento indicado, desde sus hits de oro en los playoffs del 2004 hasta sus jonrones clave en los del 2013, culminando aquella postemporada con una línea de .688/.760/1.188 (¡OPS de 1.948!) en la victoria de los Medias Rojas sobre los Cardenales en la Serie Mundial.


Dentro de todo eso, hubo que dominar a algunos de los mejores lanzadores del juego. Y lo hizo.

“Yo siempre quería estar a la altura del reto, y por eso tenía que trabajar (en mi dominio de la zona de strike) todos los días”, comentó Ortiz, convocado a 10 Juegos de Estrellas, ganador de siete premios Edgar Martínez como mejor bateador designado del año y Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato de la Liga Americana del 2004 y de la Serie Mundial del 2013—entre muchos otros reconocimientos.

 “Yo no era el tipo de bateador capaz de darle a los pitcheos fuera de la zona de strikes”.

“Los ases se llamaban ases porque les gustaba retar al bateador con lo mejor que tenían”, concluyó Ortiz, elegido al Salón en su primera oportunidad en el 2021-22 con el 77.9% de los votos de la Asociación de Escritores de Béisbol de Norteamérica (BBWAA). “No iban a jugar. Y yo siempre estaba dispuesto a aceptar ese reto”.

Esta Clase de 2022 de siete miembros une más de 150 años de historia del béisbol, remontándose a las raíces de los primeros peloteros negros, a los cubanos que huyeron de su país por la libertad, a los jugadores dominicanos y blancos, todos maravillosamente entrelazados.



Comienza con Bud Fowler, el primer jugador de béisbol profesional negro; a Buck O’Neil, el rostro del béisbol de la Liga Negra; a Gil Hodges, el compañero de equipo de los Dodgers de Brooklyn de Jackie Robinson que rompió la barrera del color en 1947 cuando estaban juntos; a Minnie Miñoso, la versión latina de Jackie Robinson; a Tony Oliva, quien idolatraba a Miñoso y le da crédito por abrir la puerta a otros; a Jim Kaat, quien jugó con Oliva en los Mellizos de Minnesota; a David Ortiz, quien fue asesorado por Oliva mientras estaba con los Mellizos antes de convertirse en un héroe con los Medias Rojas de Boston.

“Esto es genial por muchas razones”, dijo Dave Winfield a USA TODAY Sports. “Jim Kaat y Tony Oliva estaban en los equipos que yo seguía cuando crecí en St. Paul, así que los conozco bien. Estoy muy feliz por Buck O’Neil; Ojalá hubiera sucedido cuando él estaba vivo. Y me siento honrado de hablar en nombre de la familia Bud Fowler”.

La estrella de la ceremonia fue Ortiz, el amado toletero de los Medias Rojas que todavía es venerado en toda Nueva Inglaterra, particularmente después de su infame discurso «Esta es nuestra (improperio) ciudad» después del atentado con bomba en el maratón de Boston de 2013. 

Ayudó a terminar con la Maldición del Bambino al llevar a los Medias Rojas a su primer título de Serie Mundial en 86 años, y los Medias Rojas ganaron tres campeonatos en nueve años.

Ingresó como el bateador designado con más juegos disputados que cualquier otro miembro del panteón en Cooperstown. También será el cuarto dominicano, uniéndose a Juan Marichal, Pedro Martínez y Vladimir Guerrero. La Clase de 2022 también incluye a seis figuras que fueron seleccionadas por los comités de las eras del béisbol.



Póstumamente, llegó el momento para el cubano Minnie Miñoso, estrella de los Medias Blancas de Chicago en los 50; Gil Hodges, leyenda de los Dodgers de Los Ángeles que condujo a los Mets de Nueva York a su primer título de la Serie Mundial en 1969; Buck O’Neil, quien jugó con los Kansas City Monarchs en las Ligas Negras y fue un incansable activista del deporte; y Bud Fowler, reconocido como el primer jugador profesional de raza y que creció en Cooperstown en los 1860, actuando en decenas de ligas. Se trata de una clase con tres latinoamericanos y dos jugadores de raza negra que allanaron el camino para las estrellas del presente.

https://momentodeportivord.com/david-ortiz-sigue-asombrado-por-su-cita-en-cooperstown/

 

 

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