Ted Williams:
Esplendorosa trayectoria
Por Jesús Alberto Rubio
Perdió cinco temporadas
por las II Guerra Mundial y la de Corea; sin embargo, sus registros trascienden
en la historia del béisbol ubicándose como uno de los mejores bateadores de
todos los tiempos.
El famoso “Splendid
Splinter” ganó la triple corona en 1942 y en 1947 y dos veces fue nombrado JMV
de la Liga Americana… siempre con los Red Sox.
Es el último bateador que
ha terminado una temporada con un promedio superior a .400. (.406).
Tuvo “el mejor ojo” y el
swing más elegante y perfecto que le llevó a encabezar en bateo al nuevo
circuito en seis temporadas.
Mantiene marcas por más
años consecutivos encabezando la liga en carreras anotadas (cinco) y bases por
bolas (seis) y por carreras (.483).
Ganó también cuatro
coronas de jonrones, encabezó la LA en “slugging” (bases alcanzadas con sus
batazos) nueve veces, y terminó su carrera con un promedio de bateo de .334 y
521 jonrones.
Al concluir los años 50,
The Sporting News lo declaró el “Jugador de la Década”.
Williams, sufrió varios
ataques de apoplejía y e insuficiencia cardiaca durante los últimos años.
En enero del 2001 fue
sometido a una intervención quirúrgica a corazón abierto y en noviembre del
2000 le fue implantado un marcapasos.
Es miembro del Salón de
la Fama en Cooperstown.
Williams tuvo de por vida
un promedio de .344 con 521 cuadrangulares pese a interrumpir su carrera en dos
ocasiones para participar como piloto de los infantes de marina en la Segunda
Guerra Mundial y en la Guerra de Corea.
Tuvo 145 carreras
impulsadas como novato por los Medias Rojas en 1939, y cerró su carrera
conectando un jonrón en el Fenway de Boston, durante su último juego de Ligas
Mayores, en 1960.
Su mayor logro ocurrió en
1941, cuando tuvo una efectividad de .406 con el tolete, conectando seis
imparables en una doble cartelera, el último día de la temporada.
Williams decía que su
vista era tan aguda que podía ver cada una de las costuras de una pelota en
movimiento, y percibir el momento exacto en que su bate la conectaba.
Fue un perfeccionista que
trabajó incansablemente y que no tenía tolerancia con las personas menos
tenaces.
Alto y delgado, casi
esquelético, Williams carecía de la complexión tradicional de los bateadores de
poder. Sin embargo, fue probablemente el mejor bateador de su tiempo.
Estuvo frecuentemente
involucrado en disputas, tanto públicas como privadas durante su carrera, pero
su carácter se fue volviendo más amable con los años.
Por supuesto que abundan
los detalles, recuerdos y hazañas en torno a Ted Williams.
Hoy, en su memoria.
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