Caposehua
Hilos
de plata en el béisbol
Escrito por Bernabé
López Padilla.
Los que ya andamos
rondando los 70 fuimos de los afortunados que vieron morir la Liga de la Costa
del Pacífico, la Invernal de Sonora y la del Noroeste, de la que pocos se
acuerdan.
Los Cañeros fueron los
primeros en entrar a la Invernal de Sonora después de haber estado en los
circuitos del Noroeste en donde jugaban Mazatlán, Culiacán, Guasave y Los
Mochis.
Mochis entró a la Liga
Invernal de Sonora en la temporada 1962-1963 y peleó el campeonato con Guaymas,
que le ganó y dejó llorando a muchos chamacos mochitenses, entre ellos el que
esto escribe.
Guillermo “Bachichas”
Frayde, era el manager de los Ostioneros y Memo Garibay de los verdes cañeros.
En esa temporada vimos
jugar con Empalme a Ramón Montoya, alias “El Diablo”, quien era el mejor
centerfielder de la liga y otro brazo como el de él no había, muy potente, y
corría como diablo lo cual lo hacía conseguir muchos “hits de piernas”, amén de
que chocaba y bien la pelota.
El día que lo tuve
cerca me dio miedo. Resulta que era un sábado por la tarde y en Los Mochis no
había alumbrado, así que al final del juego logré colarme al dogout de los
visitantes; y perdiendo Empalme le tocó batear al “Diablo” con hombres en
posición de anotar, pero dio rola al pitcher y por más fuerte que quiso correr,
lo pusieron out en primera y los corredores no se movieron.
El “diablo” Montoya
entró al dogout y se puso a darle patadas a la puerta del cuartito donde estaba
el locutor que anunciaba a cada bateador y los cambios de jugadores.
Y como el señor que
estaba adentro no era una perita en dulce, abrió la puerta y le gritó: “qué
chingados quieres, pinche loco”.
Ramón, quien me dio la
impresión que si estaba loco, en lugar de calmarse se puso peor, pero por
fortuna sus compañeros lo jalaron lejos de la puerta y calmaron los ánimos.
Yo que andaba por los
14 años, me asusté mucho, ya que en una de esas el “Diablo” se me quedó viendo,
con una mirada de esas que espantan.
Al rato lo tenía bajó
control Pilo Gaspar. La cuestión es que Montoya estaba encabronado consigo
mismo por no haber podido empujar las carreras. Así era su pasión por el
béisbol en su juventud y le ponía alma, corazón y vida a sus actuaciones.
Otra locura que le vi a
Ramón fue en un Juego de Estrellas en Los Mochis, posiblemente en la misma
temporada, como recordaras, hacían competencias de tiros a homeplate desde el
jardín central, y esa vez recuerdo a: Andrés “Avestruz” Rodríguez de
Hermosillo, Ramón “Diablo” Montoya, Empalme, Manuel “Estrellita” Ponce por Los
Mochis, Ramsés Chena por Guaymas y ya no recuerdo a más. Lo cierto es que la
afición esperaba que la competencia la ganara el “Diablo”, que por cierto fue
el último en participar.
Al final Manuel Ponce
hizo un tiro perfecto al homeplate que sus colegas no pudieron superar y sólo
quedaba Montoya, quien hizo sus tiros, pero ninguno se acercó al de Ponce y
viendo “el Diablo” que no podría superarlo, hizo su último tiro que pasó por
arriba del techo de las gradas centrales y fue a caer al monte, al otro lado de
la calle de la entrada al Emilio Ibarra Almada.
Con eso quiso demostrar
que los demás “se la pelaban”, como asentó Benjamín Gil cuando le ganaron a los
Cañeros. Se refería seguramente “a las dulces cañas”.
Así, el tremendo
“Diablo”, que jugó gran pelota y que debió haber llegado a Grandes Ligas, por
esa época los mejores jardineros centrales eran: Montoya, Ponce y el Avestruz;
otros que se distinguieron eran Gonzalo Villalobos y Graciano Enríquez.
Varias décadas después
lo encontré en el Parque del Seguro Social de la Ciudad de México; andaba en
muletas pues le habían operado las rodillas. Ya había manejado a los Charros de
Jalisco y se encontraba sin chamba. Platicamos de varias cosas del béisbol y le
recordé lo de las patadas a la puerta del dogout; se quedó pensativo, y dijo:
“estaba reloco; ahora que lo dices a lo mejor allí me chingué las rodillas”.
Pero no, que va.
Seguramente fue un acumulamiento a través de los años. A mí me tocó escuchar
por la “X” en el 730 de su radio, la atrapada más famosa del “Diablo” chocando
contra la barda del jardín central del Parque del Seguro Social. La revista Hit
presentó una secuencia de fotos sobre ese atrapadón.
En otra ocasión le
comenté que para mí el mejor centerfielder mexicano era Manuel Ponce. Casi de
inmediato me respondió: “Si, mi paisano ha sido el mejor fildeaba de oído”.
Ciertamente Ponce y
Montoya nacieron en Mexicali, B.C.
Pero esa vez le aclaré:
“No te creas, te lo dije para picarte la cresta, tu haz sido el mejor en todos
los tiempos”.
Y en efecto, así lo he
creído siempre; pero, esa respuesta, también lo pone como un hombre digno y humilde.
Un gran hombre.
Ahora que lo has
recordado con motivo de sus problemas de salud, los que peinamos hilos de plata
y vimos a muchos peloteros en su esplendor, lo volvemos a ver en nuestras
mentes poniendo la vida por delante en cada una de sus actuaciones.
Dios le de salud y
dicha.
Por aquellos años
Mochis tuvo en sus jardines a Ponce, Emilio Sosa, Marcelo Juárez y al Avestruz;
todos ellos jardineros centrales y buenos bateadores, sobre todo Sosa y Juárez.
Y también andaba con Cañeros Hilario “Jungla”Salinas que era el utility.
Todos los clubes en esa
época tuvieron grandes peloteros y por esos años Tomateros dejó la Liga del
Noroeste y llegó a la llamada Sonora-Sinaloa y Mochis cambió a Vinicio García,
Benjamin Cerda, Marcelo Juárez, Jungla Salinas y Ángel Macías por Simón Betancourt
y Roberto Méndez.
Supongo que también
hubo dinero para Mochis, porque le dio a dos managers y dos jardineros
estrellas y el pilón lo fue Salinas que llegó precedido de ser un prospecto de
Grandes Ligas y se apagó completamente hasta terminar su carrera como uno más
del montón.
Recordemos que Vinicio
hizo campeón a Culiacán y después el “Chino” Ley lo mandó a Guasave y ganó el
campeonato único en su historia.
Fue un gran manager,
Vinicio García.
Cerda, años después,
fue manager de Culiacán, pero antes “la Chata” se convirtió en jonronero y un
buen bateador; total a Mochis nunca le salieron bien los cambios, siempre
perdió en ellos.
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