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El famoso “Diamante Blanco” recibe el
primer home run durante su vida deportiva.
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Julio Molina Torraz “El Diamante Blanco”, uno
de los primeros cinco Inmortales del Salón de la Fama que fueron elegidos en
1939 mediante una consulta masiva que realizó Alejandro Aguilar Reyes “Fray
Nano” en su diario deportivo.
Por Carlos Castillo Barrio.
Hay sucesos en la vida de
un hombre que nada puede borrar en el transcurso de ella por larga que esta sea
y la fecha del once de febrero de 1917 quedará de tal manera grabada en el
carnet de mi bien querido pitcher Julio Molina: la historia del base ball
yucateco recogerá en sus páginas de oro esta memorable tarde, que ha de formar
época en los acontecimientos mas notables de nuestra historia deportiva.
En siete años que lleva
este asombroso portento lanzando la pelota entre locales y extranjeros, hasta
ayer nadie había podido vanagloriarse de
hacer figurar entre sus ataques un “palo” tan limpiamente propinado, que
pudiera la pelota fotografiar la cerca del terreno por su enrace, hasta que
ayer (que indiscutiblemente fue para Molina el peor de sus días) el center
field Pedro Cortés, en su tercera lanzada y cuando ya tenía two strike, le
cogió de lleno una recta de las que acostumbra tirar este brazo de acero,
haciéndola “viajar” orgullosa por el ground, rumbo al campo izquierdo del left
field y yendo a caer sobre el grupo de espectadores, defraudadores de
espectáculos públicos que, no solo cubren la calle, sino que, a ciencia y
paciencia de los “agentes” de la policía, asaltan y destruyen la propiedad
ajena, apeando las piedras del cerco para estar a su mayor satisfacción.
Y haciendo un paréntesis
a esta descripción. ¿No podía el digno y recto C. Jefe del Cuerpo de Policía, señor
Manzano, instruir a los miembros de este respetable cuerpo de sus deberes en
este espectáculo. La Compañía propietaria tiene que reportar gastos
semanalmente por los atentados de estos espectadores en sus cercos que para
poder gustar con toda comodidad el espectáculo, bajan las piedras para formar
escalera y desacuñan las albarradas, haciendo perder el asiento a las mismas
y exponiéndose ellos mismos, a una
catástrofe el día menos esperado, por el derrumbe de la misma.
Esta súplica que me hace
esta Compañía, la traslado a tan pundonoroso jefe y amigo.
Continuando, el relato
histórico de esta sensacional jugada, el público, no acostumbrado a estas
proezas, con un pitcher de la talla del que nos ocupa, premió con una ovación
estruendosísima al bateador, ovación que se prolongó por más de cinco minutos.
Y era de ver los
semblantes de los vapuleados “sietemesinos” y los gritos desaforados de
¡”Chivoooo”! ¿”Qué le pasa al “Diamante Blanco”? “Lo pulieron”… “Lo
pulverizaron”… pero el “Diamante Blanco” que tiene la sangre de verdadero
basebolero, siguió sonriendo… sonriendo… esperando la revancha en su
oportunidad para dejar en “coma” a este bateador, mimado ayer por la suerte,
como efectivamente lo dejó en su turno siguiente, demostrando que no siempre se
coge una pelota de lleno, nueva completamente, como la de ayer, con lo que los
“sietemesinos” quedaron mudos ante la ilusión de que los home runs no se dan
como lentejas por kilos.
Ante lo sensacional de
esta memorable jugada, todo lo demás queda pálido, así que terminaré la
presente crónica felicitando a los entusiastas “sietemesinos” por el triunfo de
su club predilecto que, aunque tampoco podrán borrar de su historia el desusado
caso de haber recibido de este su mismo contrincante, la terrible “choteada”
diez y ocho carreras contra ocho del pasado domingo y nueve en un solo inning,
no obstante el trancazo de home run dado al mejor pitcher de la República
Mexicana, siempre es una gloria espléndida para ellos, por ser el primer caso
que se ha dado por este mi pitcher mimado.
Honor a quien honor merece.
El Catalán estuvo hecho
un verdadero héroe tanto en el “bate”, como en el campo, así como en el robo de
bases, si bien a última hora tuvo que lamentar el haber sido atropellado por el
catcher Rodríguez “Escopeta” en un bloqueo entre 3ª y home, al arrojarse al
suelo, creyendo que este ardid, muy legítimo, (pues que no podía desviarse de
la línea de “fair”) derribar a su perseguidor,
con la esperanza de alcanzar el home si se caía aquel.
Esta jugada, mereció para
algunos “apasionados sietemesinos”, una acre censura, calificando de “brava”
por el acometedor, pero que en materia basebolera no es mas que, una jugada de
alto sport, tanto las verificadas por el Catalán de pretender despanzurrar al
catcher como la del catcher, “trasegar” al Catalán.
En el bate, tanto los del
“Colón” como los del “Águila” engarzaron algunos leñazos de cuarenta toneladas,
pero los del último club cometieron errores garrafales que fueron los que
directamente ocasionaron la pérdida del juego, quedando la anotación por
entradas, en esta forma:
“AGUILA” – 0 1 0 0 0 0 2
1 0 = 4
“COLON” -- 3 0 2 1 0 0 1 2 x = 9
El nuevo pitcher que
presentó el Catalán, llamado Santiago Gómez, pitcheó tres innings, habiendo
sido su labor muy aceptable, si se tiene en cuenta que era la primera vez que
se veía ante un núcleo de bateadores de verdad, anotándole solo una carrera.
Margarito Ramirez, de Tixkokob”, La Perla de la Costa” estuvo muy efectivo,
defendiendo muy bien su puesto y mereciendo también bastantes aplausos.
Y “colorín colorao” ya mi
cuento se ha acabado.
Chivo de Halachó.
11 de febrero de 1917
Soy Julio Molina tengo 32años , mi padre Hernán Molina Estrada me hablo de mi tio abuelo el diamante blanco, que en honor a mi tatara abuelo me llamo Julio, el papá de mi papá Hernán Molina Torraz mi abuelo.
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