Al Bat
Por Jesús Alberto Rubio.
Silvio García fue
grande en el invierno como en el verano. Entre 1940 y 1947 fue toda una
estrella de las Ligas Negras con los Cuban Stars, New York Cubans; brilló en la
Peninsular de Canadá y qué puedo decirle en su natal Cuba, Puerto Rico, México
y en República Dominicana.
Llegó en plenitud de
sus facultades al béisbol mexicano y fue todo pundonor, enorme bateo, entrega,
velocidad… y pronto se convirtió en otro de los grandes ídolos del béisbol.
Tuvo siete formidables
campañas en la Liga Mexicana y trascendió especialmente por su pitcheo en su
temporada de debut del 38, pero luego fue un consistente y poderoso bateador y
excelente campo corto con un poderoso brazo.
Fue todo un gran
estelar de la pelota mexicana entre 1938 y 1948.
Campeón con El Águila
Debutó con el Águila de
Veracruz en 1938 para ayudarlos a conseguir el bicampeonato y lo curioso fue
que lo hizo en calidad de lanzador, única temporada que en nuestro béisbol se
le vio en esa función.
Sus números fueron de
10-2, nueve juegos completos, con tres blanqueadas y 1.67 de efectividad,
siendo superado en este último renglón por sus compañeros de equipo, Julián
“Pajón” Ramírez (1.02) y Martín Dihigo (0.90).
Fue el tercero en
ganados debajo de Dihigo (18) y Chet Brewer (17).
Con Diablos Rojos
Mire lo que hizo el
cubano con los Rojos del México en 1941: Jugó de campo corto y segunda base y
¡clase de ofensiva que volvió a demostrar!: .366, siendo líder en hits (159);
once triples, 5 de vuelta entera.
En esa campaña impuso
marca de más turnos al bat (434) dejando atrás la de 384 que un año antes había
establecido Sam Bankhead jugando con los Industriales de Monterrey.
La siguiente temporada
bateó .364, el mejor del equipo Rojo que dirigía Ernesto Carmona. El 43 pegó
.301 bajo el mando del “Chile” Gómez.
El 44 empezó con el
México pero fue cambiado a los Azules y haciendo de nuevo gran pareja con
“Chile” Gómez, ayudó a conseguir el tercer banderín al equipo de Jorge Pasquel,
evocando lo que juntos habían hecho en 1938 con El Aguila.
Esa vez entre el México
y los Azules, promedió .314, tres triples, con 73 anotaciones, siendo líder en
robos con 31. Usted dirá la clase de bateador que era el cubano ya que fue
segundo en veces al bat (373), tercero en dobles (25) y jonrones (11, empatado
con Jesús Vidal) e impulsadas (83). Fue quinto en impulsadas (117).
Para la siguiente
campaña, en 1945, le fue mucho mejor: .350, 15 jonrones, 80 impulsadas, 70
anotadas y 40 estafas. Dio 21 dobles y 7 triples.
Los 40 robos de bases
superaron el récord de Sam Bankhead, quien en 1940 había logrado 32, así como
empatando lo hecho por Agustín Bejerano de ser campeón en esa especialidad en
dos años seguidos (38-39).
“Pijini” Bejerano en la
temporada del 46 sería el nuevo rey de robos al lograr 46.
Ese año Silvio pegó
nueve hits consecutivos, pero a la siguiente temporada Pedro Formental, de los
Tuneros de San Luis, apantalló con un formidable 10-10 para la marca de la
época.
Pudo haber sido el
Jackie Robinson del 47.
En el verano de 1946,
Walter O´Malley, el gran magnate de los Dodgers de Brooklyn pidió al gerente
del equipo, Branch Rickey, que lo entrevistara en la Habana.
Silvio se encontraba en
plenitud de facultades. Y, la idea era ¡invitarlo para que fuera el primero
pelotero negro en las Ligas Mayores!, qué cosa, amigo.
Pero, debe saber el por
qué buscaban la histórica firma del talentoso cubano quien contaba con extraordinarias
facultades para ser un gran jugador de la Gran Carpa.
Por supuesto que en
esos años era plenamente conocido por su real valía, talento y capacidad como
pelotero. Sus grandes actuaciones en los 30 y 40´s en Cuba, Dominicana, Puerto
Rico, México y las Ligas Negras, le daban el crédito suficiente de ser
considerado como un viable candidato para tan notable honor histórico.
Inclusive, había visto
acción con el Club Sherbrook de la Liga Peninsular de Canadá, donde fue el
líder de los bateadores con promedio ofensivo ¡de .395!
Sin embargo, hubo estos
factores: Su temperamento no iba a aceptar los insultos de la fanaticada y
mismos peloteros y directivos… y quizá algunos cronistas de béisbol.
Incluso, su edad (32) y
el idioma, influyeron en la decisión de Rickey; y es que después de todo,
Jackie tenía el perfil ideal como candidato si podía mantener su orgullo y
temple en orden, algo para lo cual quizá Silvio no estaba preparado.
Pero, de que pudo haber
sido el Jackie Robinson que rompió la barrera racial, claro que si. Imagine:
¡un latino y para honra, de Cuba!
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