Parados, Ildelfoso Ruiz, Pilo Gaspar, César Gutiérrez, “Chino” Cadena, Bayo Castro, Pepe Uzcanga, Tito Angulo, y Mingo Rivera, Fila del centro: Lalo Valenzuela, “Changarro” Urías, “Pitito” Olea, Claudio “Zurdo” Soto, Jesús Rodríguez y el batboy. Tercera fila: “La Coneja” Sánchez, Tavo Mercado, Ronnie Camacho, David García, Saúl Villegas y Eladio Urías.
ESTRELLAS DEL BÉISBOL
CLAUDIO SOTO PARRA
Por Héctor Barrios
Fernández
Ya sabemos que la vida
nos coloca en diferentes situaciones, es lo común, es una de sus
características, es parte de la existencia.
Algunas son
experiencias negativas las cuales nos dejan enseñanzas y depende de nosotros si
aprendemos o no, otras son experiencias positivas, y quedan grabadas en nuestra
memoria para siempre.
Una de ellas es, en mi
caso, cuando he tenido la oportunidad de charlar con el Sr. Claudio Soto Parra.
Tal vez para los más
jóvenes el nombre no les sea familiar, pero para los menos jóvenes, el nombre
de Claudio Soto Parra le suene como música agradable.
Gran conversador,
Claudio tiene cuerda para las 24 horas del día y hasta para entradas extras si
la situación lo amerita. Pero sobre todo se trata de una persona respetuosa y
educada, características que lo distinguen.
El Ingeniero en Electrónica Edgar González (nativo de Los Mochis
y radicado en Ensenada), con Claudio Soto.
Claudio Soto Parra, por
si Usted no estaba enterado, fue nombrado novato del año en la temporada
1959-60 en lo que hoy es la prestigiada Liga Mexicana del Pacífico, que en
aquellos años se denominaba Liga de Sonora.
Conocido como “el Zurdo
Soto,” Claudio lanzó para los “Rieleros” de Empalme, en esa su primera
temporada tuvo record de 3 ganados y 3 perdidos, con bajísimo 1.47 de
porcentaje en carreras limpias admitidas, ponchando a 40 bateadores. Tales
números le hicieron merecedor al nombramiento de Novato del Año.
Hijo de Claudio Soto
Salazar y María de Jesús Parra.
Claudio nació en
Etchohuaquila, Son., municipio de Navojoa, el martes 9 de mayo de 1939, lugar
que años más tarde también viera nacer a otros destacados lanzadores como
Fernando Soto y como ya sabe Usted a Fernando Valenzuela Anguamea. A edad muy
temprana su familia emigró a la cercana Ciudad Obregón.
Junto con otros, como
muchos, Claudio comenzó a practicar el béisbol cuando niño, a falta de recursos
económicos para equipo nuevo, ellos se fabricaban sus propios guantes con
pedazos de lona y cualquier barrote o palo era bueno para jugar, el cual iban
tallando hasta darle la forma parecida a un bat. Si algo sobraba en esos
tiempos era terreno en donde practicar el béisbol.
El niño Soto Parra,
como muchos otros, soñaba con estudiar una carrera universitaria. Sin embargo
el “gusanito” y el amor por el béisbol, le llevaron a seguirlo jugando.
Esto lo llevó a
participar en su primer torneo internacional, representando a nuestro país en
el año de 1957, se trató del Campeonato Mundial Juvenil, desarrollado en
República Dominicana.
Al año siguiente, en
1958 de nuevo integra la novena nacional y representa a México en los Juegos
Centroamericanos y del Caribe, celebrados en Venezuela.
No conforme con esos
logros, en 1959 lo llaman de nuevo al seleccionado nacional y toma parte en los
Juegos Panamericanos en la ciudad de Chicago en los Estados Unidos.
En esos torneos fue
compañero de “glorias” del béisbol bajacaliforniano como, el ensenadense
Federico “Lico” Arce, cuarto bat de la selección mexicana, el nayarita,
avecindado y formado en Tijuana, Luis “el Viejito” García, los mexicalenses o
desarrollados en esa ciudad, Arturo “Tury” Navarro, Roberto “Marro” Cota,
Manuel Olivas, etc.
http://beisboldelosbarrios.com/index.php/luis-el-viejito-garcia/
A Claudio Soto se le ve en el desaparecido estadio Álvaro Obregón en una foto de 1956 con el equipo La Casa del Pintor, en el béisbol, amateur de esa ciudad triguera. Ahí están, Rigoberto “Viejón” Lizárraga, el profesor Sigifredo Valenzuela (+), de los grandes lanzadores miembro del Salón de la Fama del Deporte Sonorense; Pedro Villegas, Antonio “Cuate” Segura, Rafael “Fay” Valencia, Mario Cabrera, Abisinio García, Isidro “Chilo” Encinas, José “Cascahuin” Sánchez, Claudio Soto, José Luis “Chita” Lizárraga, Germán Liogon, Enrique “Gaby” Cruz, Fernando “Chapo” Castro, Ismael “ Mayel” Nájera, Elías López, David “Durero” Vázquez y Edgardo “Güero” Valencia…
Soto es el primero, hincado, y Sigifredo, segundo de pie.
Su fama como
beisbolista aficionado había trascendido y los Tigres de la ciudad de México se
mostraban interesados en él, sin embargo, consideró que la paga era muy poca y
de momento el béisbol profesional no le llamó la atención.
El cubano Napoleón
Reyes, en labores de buscador, lo observó y lo recomendó a los “Petroleros” de
Poza Rica, sin embargo el joven Claudio seguía con la mira puesta de estudiar
una carrera.
Fue su amigo el también
beisbolista y magnífico parador en corto David García, quien lo convenció de
que se incorporara a los mismos “Petroleros.”
Ese año hizo su debut
en la fuerte liga de Sonora, también a invitación expresa de su amigo David,
con los resultados ya descritos
Con los “Rieleros” de
Empalme recuerda con aprecio a compañeros como el mismo David García, Ronnie
Camacho, Domingo Rivera, Romeo Cadena, Ramón “Diablo” Montoya, Saúl Villegas,
de quien dice contaba con tremendo poder al bat, incluso igual o más que el
mismo Héctor Espino, una lesión se atravesó en su camino y las facultades
mermaron, también con agrado recuerda al espigado primera base Ildefonso Ruíz.
El equipo era manejado por Laureano Camacho, tremendo receptor en su tiempo de
jugador.
Con los “Petroleros”
fue compañero de Elías Osorio, “Camaleón” García, Emilio Sosa, Ramsés Chena,
Manuel “Copa” Castillo, Ángel Scull, Diómedes “Guayubín” Olivo, Eduardo “Zurdo”
Escalante, Emilio Ferrer, Saúl Villegas, etc. Todos ellos excelentes
compañeros.
Alejo Peralta ya era la
figura principal entre los directivos de la Liga Mexicana de Verano.
Soto Parra toma nota de
que los estadios de hoy en día no tienen comparación con los que a él le tocó
jugar, hoy por fortuna están a todo lujo y con todas las comodidades, lo mismo
la atención al jugador ha mejorado enormemente, nada que ver con sus épocas de
jugador en que mayormente eran con gradas de madera y cuando mucho se le daba
una regadita al terreno, además de que tenían que viajar en autobuses de
tercera o en sus propios autos.
Sin embargo el público
era muy entusiasta y las asistencias a los parques eran buenas. El béisbol era
más béisbol que ahora. Hoy se ha comercializado mucho el espectáculo, tanto que
hasta los uniformes están tan forrados de anuncios comerciales que difícilmente
se mira el nombre del equipo, lo cual en buena medida lo devalúa como tal.
Los bateadores más
temibles a los que recuerda haber enfrentado están por supuesto Héctor Espino,
de quien tiene los mejores conceptos como jugador y sobre todo como persona,
Héctor muy reservado, en realidad su bat hablaba por él, procuraba siempre
apoyar a sus compañeros, sobre todo a los novatos, supo cobrar muy bien por su
trabajo, también menciona a Saúl Villegas y a Moi Camacho como tremendos
bateadores.
Salamanca, “Petroleros”
de Poza Rica en verano y “Rieleros” de Empalme en invierno fueron sus únicos
equipos en la pelota profesional, una seria lesión le impidió seguir avanzando
en una carrera que prometía mucho.
Cuenta Claudio que
siendo su manejador Daniel “la Coyota” Ríos y habiendo sido parte de un fatal
accidente de carretera con su equipo, le recomendaba nunca viajar en los
asientos de enfrente ni de atrás.
Eventualmente asiste a
juegos de los “Cañeros” de Los Mochis, que es la plaza que le queda más cercana
a su lugar de residencia.
Ya retirado de la
pelota profesional, desarrolló diferentes actividades que a base de trabajo y
esfuerzo, junto con su esposa la Sra. Raquel García de Soto, les permitieron
formar y sacar adelante a su familia.
Contento y satisfecho
por su peregrinar en el béisbol, Claudio Soto nos comenta que éste le dejó
grandes enseñanzas de la vida, grandes amigos con quienes ha tenido relaciones
de amistad que conserva y valora.
Entiendo que tanto
jugadores, aficionados y empresarios, son parte importante del espectáculo del
béisbol y debemos de tomar parte en la justa medida.
Los jugadores son
quienes ponen su mejor esfuerzo y exponen su físico y su salud en pos de
brindar un buen espectáculo, los aficionados con su patrocinio, hacen posible
que éste sea rentable y el empresario arriesga su dinero en montar la empresa.
La afición no olvida
las hazañas de peloteros como Claudio Soto Parra, correspondiendo también a los
directivos tomar las medidas necesarias en aras de preservar su recuerdo.
No digo que a todos los
integren al Salón de la Fama, pero sí rendirles reconocimiento a su aporte y
trayectoria.
Entonces por qué no
tener a las ESTRELLAS DEL BÉISBOL del pasado como invitados especiales a los
estadios o lanzando la primera bola.
Claudio Soto Parra,
gloria del béisbol nacional.
Espero sus amables
comentarios en: info@beisboldelosbarrios.com
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