miércoles, 28 de marzo de 2018


ESTRELLAS DEL BÉISBOL

HA NACIDO EL CLÁSICO DE OTOÑO

Por Héctor Barrios Fernández.



Aún después de que la Liga Nacional y la Liga Americana hicieron las paces bajo el Acuerdo Nacional de 1903, algunos incondicionales de la Liga Nacional estaban reacios a reconocer al hermano menor como un compañero igual en las Ligas Mayores de Béisbol. Otros vieron la oportunidad en la alianza recién formada.


El dueño de los Piratas de Pittsburgh Barney Dreyfuss, cuyo equipo había emergido relativamente ileso durante la guerra entre las ligas entre 1900 a 1902, estaba entre los visionarios.


A mediados del verano de 1903, con su equipo situado cómodamente en el primer lugar de la Liga Nacional, Dreyfuss envió un reto a Harry Killilea, dueño de los hasta entonces líderes de la Liga Americana, los Americans de Boston.


“El tiempo ha llegado,” escribió Dreyfuss, “para la Liga Nacional y la Liga Americana de organizar una Serie Mundial. Creo firmemente que si nuestros equipos jugaran una serie de nueve juegos para obtener al ganador, nosotros crearíamos gran interés en el béisbol, en nuestras ligas y en nuestros jugadores. También creo que financieramente sería un éxito.”


Después de reunirse con el Presidente de la Liga Americana Ban Johnson y asegurando que su equipo se alzaría con la victoria, Killilea aceptó el reto.


Los dos dueños se dispusieron a establecer las reglas para la competencia de postemporada. Fue a definir al mejor en una serie de nueve juegos, finalizando tan pronto como un lado ganara cinco de esos juegos.

La serie comenzaría el primero de octubre en Boston, en cuyo parque se realizarían los tres primeros desafíos. Los equipos viajarían a Pittsburgh para cuatro juegos antes de retornar a Boston para los dos finales, en caso de ser necesarios.

Un ampáyer por cada liga oficiarían durante la serie: Hank O’Day por la Liga Nacional y Tom Connolly por la Liga Americana, ambos actualmente en el Salón de la Fama del Béisbol en Cooperstown, N.Y.


Los rosters para la Serie Mundial estarían limitados a los jugadores que fueran parte de los equipos antes del primero de septiembre.
  


Con una asistencia de más de 16 000 aficionados en el famoso Huntington Avenue Grounds de Boston, los visitantes Piratas, madrugaron a los Americans y a su as de lanzadores Cy Young venciéndolos al son de 7-3 en el primer partido. Sin embargo Boston se recuperó con una blanqueada de 3—0 de Bill Dinneen en el juego dos. Deacon Phillippe reclamó su segundo triunfo de la serie en el juego tres ante un lleno de casi 19 000 fanáticos en Boston.


Phillippe vino con otro triunfo en juego completo con marcador de 5-4 cuando la serie cambió al Exposition Park de Pittsburgh.


Posterior a eso, Boston se alzó con la victoria en los siguientes tres cotejos, poniendo la serie a su favor 4-3.


Ante poco menos de 7 500 aficionados, la entrada más baja en la serie, Dinneen controló completamente a los Piratas y logró una victoria de 3-0 sobre Phillippe y con ello los Americans de Boston, posteriormente Medias Rojas, eran los campeones mundiales.


La Liga Americana había probado ser un digno competidor de su hermana mayor, la Liga Nacional. Sin embargo el acuerdo entre Dreyfuss y Killilea, solamente era para una serie entre esos dos equipos en ese octubre. No hubo un compromiso por más tiempo entre las ligas por realizar más series o juegos de postemporada.


Cuando los Gigantes de New York tenían una ventaja de 10 juegos sobre su más cercano perseguidor a mediados de la siguiente temporada de la Liga Nacional en 1904, el dueño John T. Brush dejó en claro que su equipo no participaría en una serie de postemporada con el campeón de una liga “inferior.”

El manejador John McGraw le hizo segunda, como ganador de la “única real Liga Mayor,” sus Gigantes eran ya campeones mundiales y no había necesidad de juegos adicionales para probar eso. Según dijo.


Cronistas y aficionados por igual acusaron a Brush y a McGraw de arrogantes y cobardía.

 


Picado por las fuertes críticas, a principios de 1905 Brush ayudó a formular un acuerdo oficial para una Serie Mundial de postemporada.


Las “Reglas y Regulaciones que Gobiernan los Encuentros del Campeonato Mundial de Béisbol Profesional” también conocidas como “Las Reglas Brush” fueron aprobadas por las dos ligas y la Comisión Nacional en febrero de 1905.


Se estableció una serie anual entre los campeones de cada liga y se garantizaba que los equipos ganadores “cumplirían fielmente todas las disposiciones” de las reglas y no “ejercitarían una decisión arbitraria de abandonar la serie hasta que ésta se hubiera completado o se determinara un campeón de la misma.”


De acuerdo con las reglas de Brush, “siete juegos deberán constituir una serie.” La serie de siete juegos ha sido lo usual desde entonces, con excepción de los años de 1919 a 1921 cuando la Serie Mundial fue extendida al mejor de una competencia de nueve juegos.


El acuerdo de 1905 estableció que cada ciudad sería anfitrión de por lo menos tres juegos y el establecimiento de los primeros tres juegos sería determinado por la suerte.

De hecho dada la proximidad geográfica de los equipos campeones en 1905, New York y Filadelfia, la serie alternó parques para cada juego.


Lo mismo fue en 1906, cuando se enfrentaron los dos equipos de Chicago. Después la “norma” fue 2-2-1-1-1. El formato de 2-3-2 fue presentado en 1924 y ha sido la tradición desde entonces, con excepción de los años de guerra de 1943 y 1945.


El privilegio de abrir jugando en casa se alternó entre las ligas hasta el 2003, cuando el Béisbol de Ligas Mayores decidió que la ventaja la tendría el equipo de la liga que triunfara en el juego de estrellas de media temporada.


Las reglas Brush también dispusieron en detalle sobre el cómo los ingresos de los juegos serían divididos.


Basados en la fórmula, cada jugador del lado ganador en 1905 se llevó a casa $1,142 dólares, para los perdedores fueron $832. En 1903 la cantidad de dinero a compartir para los jugadores perdedores de los Piratas de Pittsburgh, fue más grande que la de los ganadores Bostonianos.


La razón fue que el dueño de los Piratas Barney Dreyfuss aportó su ganancia para repartirse entre sus jugadores. En 2013, los jugadores del lado del equipo ganador se llevaron la nada despreciable cantidad de $307,323 dólares cada uno, a los perdedores “solamente” les tocó $228,300.


Con las nuevas reglas ya establecidas, Brush y McGraw de los campeones de la Liga Nacional, Gigantes de New York, se enfrentaron a los Atléticos de Filadelfia de Connie Mack en la Serie Mundial de 1905. Resultando victorioso el equipo de los Gigantes en cinco juegos.
  


Después de perder la serie con sus rivales del otro extremo de la ciudad en 1906, los Cachorros de Chicago se convirtieron en el primer equipo en repetir como ganadores en dos series consecutivas agenciándose los títulos de 1907 y 1908.


Por su parte los Tigres de Detroit, en esos mismos años, se adjudicaron la distinción de ser los primeros en perder dos series espalda con espalda, lo cual extendieron a tres series perdidas consecutivamente al caer ante los Piratas de Pittsburgh en 1909.


El único otro equipo en perder tres series seguidas fueron los Gigantes de New York de 1911 a 1913. Ningún equipo ganó más de dos series consecutivas hasta los Yankees de 1936 a 1939. Esa marca de cuatro series mundiales ganadas en forma seguida fue rota por Yankees al ganar cinco en fila de 1949 a 1953.


La serie de 1909 fue la primera en llegar al límite de siete juegos programados para determinar al campeón, siendo los Piratas (4) sobre los Tigres (3).


Los equipos han ido al máximo de siete juegos 39 veces, hasta hoy principios del 2018. Los Cachorros de Chicago fueron los primeros en aplicar una barrida con un 4-0 a los Tigres de Detroit en 1907, aunque un juego terminó empatado al ser suspendido debido a la oscuridad, recordemos que en esos tiempos no había alumbrado en los estadios.


Sin contar las dos series con juegos empatados, 19 han requerido de solamente 4 juegos para determinar al campeón.


Aún aunque la primera serie de 1903 fue mayormente un reto no oficial entre los equipos campeones de sus respectivas ligas, esto ha sido un rito otoñal cada año, con excepción de 1904 y 1994, cuando una interrupción debido a la huelga causó la cancelación de toda la postemporada.
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