lunes, 10 de septiembre de 2018


EL BEISBOL INVERNAL ENFRENTA PROBLEMAS

 (PRIMERA PARTE)

Por Cesáreo Suárez Naranjo.

Hoy quiero hablar, amigos colegas y aficionados, del beisbol invernal de nuestro país. Primero, de la situación actual, puesto que se ve amenazado por negros nubarrones, provocados por la falta de sensibilidad de un solo directivo de la Liga Mexicana de Verano, que apenas ha llegado y con ideas "muy novedosas" - según él - ya ha impuesto su voluntad sobre todos los dueños de los equipos de este circuito (los cuales, se está viendo, han doblado las manos) y ha propuesto cambios nunca antes vistos en el ámbito beisbolero - unos ya llevados a cabo, y otros para que surtan efecto en un futuro próximo - los cuales vienen a romper, indudablemente, la armonía que ha reinado por tantos y tantos años en nuestra pelota, donde ha regido respeto mutuo.

Este señor, JAVIER SALINAS, con muy poco espíritu beisbolero - pues él ha estado relacionado con el balompié - ha venido a romper la tranquilidad, reitero, pues está buscando perjudicar la marcha que ha llevado al beisbol del Pacífico, con 73 temporadas consecutivas realizadas desde su inauguración en 1945/46, las más de ellas con éxito, y algunas pocas con tumbos y tropiezos (como aquellas de fines de la década de los años cincuenta, cuando estuvo a punto de "tronar") pero saliendo siempre adelante.

Para más referencias sobre el asunto "Javier Salinas", basta con la carta abierta - por "Milenio" - que a ese señor le escribió el reputado comentarista Juan Vené. Pero, de "última hora" me llega una reflexión. ¿Será que - puesto que ha asegurado que el beisbol es su deporte favorito, y que desde el principio de su gobierno le pondrá la atención debida - el señor AMLO pueda intervenir como mediador en este asunto? ¡Ya veremos!

 Cambiemos el tema.

Porque por "allá" por aquellos años, precisamente mediados de esos años cuarenta, también existían otras ligas en nuestro panorama, unas consideradas como "profesionales", y otras como "semi". Mi enfoque a manera de remembranza será, directamente, sobre la o las que se jugaban alrededor de nuestra capital, así como en el Estado de Veracruz. Para eso recordaré a varios personajes que de un modo u otro, me ayudan a evocar esos recuerdos.

Era el mes de mayo de 1995, y en una de mis idas a la ciudad de México, no podía faltar a la jornada dominical en el parque del Seguro Social. En esos momentos no podía imaginar que ya le faltaba poco para que dejara de ser considerada como "la catedral del beisbol". Ya, dentro del estadio, poco antes de acomodarme en las gradas, me encontré en los pasillos con un hombre del cual ya había oído hablar mucho tiempo antes. Era don Miguel Oropeza, quien me permitió charlar con é por unos minutos. Y era obvio que yo trajera a colación aquella Liga Metropolitana.

Muchos recuerdan a don Miguel, ligado la mayor parte de su vida con el Monte de Piedad. Pero también hago referencia de Rafael Reyes Nájera, el inolvidable "Kid Alto", de cuya "Guía Azul del Beisbol Mexicano 1956/57", tomo buena parte (lo necesario). Lo mismo que algo de aquellos libritos que publicó Tommy Morales allá por 1968. A ambos les doy todo el crédito que se merecen.

El caso es que el señor Oropeza, además de su relación laboral con la mencionada institución, también era manager del equipo, sin contar que por un tiempo fue presidente de la Metropolitana, circuito donde - recuerdo - jugaron tipos como Enrique Caballero, otro Enrique - Leduc, "El Pachuco" -, "Tingo" Ortiz, Vicente Zazueta, Mario Saldaña, Juan Manuel Sentíes y, años más tarde, hasta Cananea Reyes.

Más, en aquellos "cuarentas", don Miguel dirigía a los "camioneros" del Juárez Loreto.

Corría el invierno de 1944/45 cuando echaban a andar su cuarta temporada, en la cual participaban otros cinco equipos: los Aztecas - patrocinados por Alejo Peralta -, uno de Jalisco, otro de León, Guanajuato - los Lechugueros, y dos más, ambos del estado de Veracruz, que eran de nuevo ingreso, de Jalapa y Poza Rica.

La participación de este último conjunto, representando al emporio petrolero del norte de nuestro estado - ubicado junto al arroyo del Moyejón, y cuyo nombre original fue "Poza de Cuero" - hay que considerarla como asombrosa, pues apenas en 1936 había dejado de ser ranchería y convertido en congregación.

Fueron los Aztecas de Peralta quienes lograron el título, sacando un juego de ventaja al equipo jalisciense, dos sobre Poza Rica y el Juárez-Loreto, cinco sobre Jalapa; y en el último sitio, a ocho juegos los Lechugueros. Seguiremos.

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