Por:
Darien Medina Bonilla
darienmusic88@gmail.com
Esta es una leyenda
diferente, no ha nacido del ideario popular cubano, aunque se desarrolle en
esta isla, no necesita de dioses, ni de personajes con poderes especiales,
aunque a veces nos quede la dude de que si esta gente son reales, las leyendas
se transmiten de generación en generación, nacen y luego trascienden sin dejar
de ser eso, leyendas. Ellas se alimentan del imaginario de determinado pueblo,
que la hacen real, aunque en otras tierras duden de su veracidad.
Y en esta esquina de
Cuba, donde para unos se comienza y al mismo tiempo, para otros, se termina desde
hace mucho ha nacido una leyenda. Pinar ha convertido a su béisbol en una
interminable leyenda, de esas en las que los protagonistas renacen de la muerte
una y otra y otra vez, porque se resignan a morir, para ellos la única salida
es la VIDA.
Y entonces viven, y no
solo viven para contar su lucha, sino también para contar como ganaron su
lucha, para ser vitoreados por los mortales, nosotros, malditos mortales que
dudamos de las leyendas y de sus héroes, y entonces llegan ellos y nos
demuestran de que en una leyenda verde todo, absolutamente todo es posible.
Desde llegar con la
muerte soplándote al oído en una noche de sábado de abril con esa remota
esperanza de que algo o alguien puede cambiarlo todo y tener ese despertar
impensable una tarde de domingo.
Nunca dudes de una
leyenda, ni de esas que se usan para que los chiquillos se vallan a la cama,
esas a veces resultan ser las más reales, como lo fue esta, decir que Pinar se
levantaría y entonces todos tus amigos te dieran la espalda y te tomarán como
loco.
Así de loca se puso
esta tierra y media Cuba cuando Alarcón sacudió su espada para despertarte de
tu incredulidad antes las leyendas, rió, abrió sus brazos y le agregó otra
página a este libro convertido en vida, en realidad, en presente, porque hay
vida después de la muerte solo para los que creen en la vida, y si hubo un
sábado también habría un domingo y así fue.
Hubo domingo, de esos
domingos raros, extraños, en que pasa algo fuera de lo normal. Pero esto no
fuera leyenda si fuera normal. No sería leyenda si no hubieses una Torre
inmensa, y la hubo. La leyenda verde no fue escrita por un señor sentado a la
sombra de un árbol rodeado de discípulos que luego la hicieran contar de aldea
en aldea, la leyenda verde nació un día por un puñado de nombres que comenzaron
a forjarla con la vida, para que no muriera nunca, para ser contada en esos
días en que nadie cree que esta tierra escogió el verde para hacerlo leyenda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario