miércoles, 6 de septiembre de 2017

LOS NÚMEROS DEL BEISBOL



Estadísticas que juegan su papel.


Por Fernando Conde
Experto de Béisbol

El infielder Toby Harrah, quien jugó durante 17 temporadas en Grandes Ligas entre 1969 y 1986, en una ocasión comparó las estadísticas del béisbol con el bikini, esa tan minúscula como atractiva prenda de baño femenina de dos piezas. “Los dos (estadísticas y bikinis) muestran mucho, pero no todo”, dijo Harrah. Y tiene mucha razón.

Sin embargo, las estadísticas mueven al béisbol, tanto en Estados Unidos como en las ligas latinoamericanas, de Asia o Europa; en circuitos profesionales o de la pelota amateur.

Los numeritos determinan  los mejores del juego de manera individual o por equipos, además de ser el parámetro más exacto de productividad o efectividad en las Grandes Ligas.

Las estadísticas son tan importantes, que ellas son las que en el fondo otorgan los contratos millonarios. Por ejemplo, un consecuente bateador optará para mejores salarios de acuerdo a los numeritos que logre año tras año.

El primer ‘numerólogo’; Average y efectividad.

Al escritor e historiador inglés Henry Chadwick se le atribuye el establecimiento de las estadísticas en el béisbol en el siglo XIX, con sobrada justificación. Fue él quien hizo un primer formato para llevar la anotación de un juego, lo que hoy conocemos como box score, además de introducir la fórmula para determinar el average de bateo de los jugadores a la ofensiva y la efectividad de los lanzadores.

Chadwick, quien también ideó el rango estadístico para determinar la capacidad de un jugador a la defensiva, basado en el número de errores cometidos al campo, se percató de la importancia de los hits, los outs y los turnos con el madero para medir un buen bateador.

Lo mismo se puede decir del pitcheo con las carreras limpias permitidas y los innings lanzados.

Este visionario y ‘numerólogo’ del béisbol editó la primera guía para la venta pública sobre el juego; The Beadle Baseball Player, en la cual incluyó -en 1861- una recopilación de los totales de los partidos realizados con sus outs, carreras, jonrones y ponchados en los mejores equipos, con la finalidad de determinar quiénes habían sido los peloteros más importantes para el desempeño de cada club.

Cifras y títulos; en los premios.

Las estadísticas de Chadwick con el tiempo se fueron afinando. Se extendieron y agregaron otras. El béisbol, como ningún otro deporte, es amplio y rico en numeritos, los cuales determinan los campeones individuales de cada renglón del bateo, pitcheo y a la defensiva, además de constituirse en las variables fijas que sirven en el análisis de los jugadores para la votación del Juego de Estrellas, los premios de Grandes Ligas y hasta para el ingreso al Salón de la Fama.

Y como es obvio pensar, hay una cifra requerida de apariciones al bate o de innings lanzados en el caso de los pitchers, para calificar a los títulos individuales de algunos renglones. Lo mismo es para la defensiva, cuyos mejores exponentes se premian cada año con el Guante de Oro de acuerdo a la posición en la que se desempeñan.

A la ofensiva, por ejemplo, antes de 1920 un jugador debía aparecer en el 60% de los partidos jugados por su equipo, pero eso evolucionó a través del tiempo. A partir de 1957, se decidió que eran necesarias 3.1 apariciones al plato (turnos al bate, bases por bola, veces golpeado por el pitcher, sacrificios, embasados por error o interferencia) para calificar para el título de bateo.

Así tenemos que con un calendario de 162 juegos como el actual, se requieren 502 turnos ofensivos, mientras que los pitchers necesitan 162 innings lanzadas para optar al título del renglón de la efectividad por carreras limpias permitidas, el mejor indicador para conocer la calidad de un serpentinero.

Es bueno recordar que los diferentes renglones en las estadísticas del béisbol tienen sus abreviaturas. Ahora, vamos a conocer las fórmulas básicas para obtener los resultados estadísticos de algunos de los más importantes reglones del juego:

Bateo; promedio o average

Sin duda, la estadística más común a la ofensiva. Se obtiene al dividir la cantidad de hits conectados, incluyendo dobles, triples y jonrones, entre el número de turnos legales (no cuentan los boletos, golpeados y sacrificios), a cuya cifra se le agregan tres ceros. Ejemplo: si un toletero conecta 197 imparables en 572 turnos legales con el bate, usted divide la primera cantidad entre 572000, y el resultado será .344.

Porcentaje de slugging (SLG por sus siglas en inglés).

Sirve para medir el poder de un bateador de acuerdo a su número de bases alcanzadas con sus conexiones. Para determinar el average de slugging, sume los hits, el número de dobles por dos, el de triples por tres y el de jonrones por cuatro y luego divida la suma total de esas cifras entre la cantidad de turnos al bate agregándole los tres ceros.

Porcentaje de embasado (OBP por sus siglas en inglés).

Estadística ofensiva que data de 1950, aunque se adaptó oficialmente en 1984. Se obtiene al dividir el número total de hits conectados, las bases por bolas y los golpeados entre los turnos al bate, las bases por bola, los golpeados y elevados de sacrificio.

Regularidad de jonrones.

El ratio de cuadrangulares se saca con una simple división de la cantidad de jonrones conectados por un jugador entre sus turnos legales al bate.

Pitcheo.

Efectividad de carreras limpias permitidas

Así como el average de bateo es la piedra angular del bateo, la efectividad es la de los lanzadores. Sin embargo, existe una diferencia. A la ofensiva es mejor cuando el promedio de bateo de un jugador es más alto, mientras que en el pitcheo la menor efectividad es la predilecta. Se conoce al multiplicar el total de carreras limpias por 9 (cifra que representa los nueve innings que tiene un juego) y se divide por el número de entradas lanzadas.

Porcentaje de victorias.

Otra estadística sencilla. Usted divide el número de juegos ganados por un lanzador y lo divide por la cantidad de decisiones que tiene ese serpentinero, la cual encuentra con la sumatoria de triunfos y reveses.

Promedio de bateo de los oponentes contra un pitcher

Para saber el average ofensivo de un equipo contrario contra un lanzador, tan sólo se necesita tomar el número de hits permitidos por ese pitcher y dividirlo entre la cantidad de bateadores enfrentados, los boletos otorgados, los golpeados, interferencias, toques y elevados de sacrificio.

Fildeo

Promedio defensivo.

En el béisbol hay detalles que no se pueden medir por el average de fildeo, pero que tienen igual importancia para calibrar las habilidades de un jugador a la defensiva. Entre otras podemos citar, el alcance a la hora de buscar las pelotas conectadas al cuadro interior o los jardines, la velocidad y la virtud de tener un fuerte y preciso brazo.

El promedio defensivo no refleja esto, pero si el éxito que tiene un pelotero al ejecutar jugadas que eviten a los bateadores oponentes llegar quieto a una base. Se obtiene con la suma de los outs y asistencias realizadas entre el número total de outs, asistencias y errores.


Como ustedes podrán notar, las estadísticas representan la esencia del juego de béisbol. La historia de cada partido, de cada temporada, el esfuerzo de los peloteros y sus más notables hazañas, están llenas de símbolos y números, muchos números, tan importantes todos que consignan hasta la razón de un score final y el título de una Serie Mundial.


Tal vez por ello, el escritor y periodista Leonard Koppett en su libro A Thinking Mans Guide to Baseball (1967), ofrece una visión sobre los números y el juego. “Las estadísticas son el alma de béisbol. En ningún otro deporte hay tantas disponibles que son estudiadas aplicadamente por participantes y aficionados”.

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