martes, 20 de agosto de 2024

 

Al Bat


Olvidaron la historia


Por Jesús Alberto Rubio


Hay memoria colectiva:

 

Vigente.


Pasa el tiempo y en verdad que el sentir hermosillense es de reclamo en torno a la decisión de haberse destruido en 1972 el estadio de béisbol “Fernando M. Ortiz”.


Vamos juntos a la historia: 


Los orígenes del parque se remontan a 1908 ubicado sobre “La Alameda” de Hermosillo, que luego se denominó “Ramón Corral”, curiosamente con el campo de juego al revés, con el plato (home plate) donde después fue el jardín central.

El campo construido con tribunas de madera especialmente para jugar béisbol se llamaría “Francisco I. Madero” tras el triunfo de la revolución Maderista. Sin embargo, por los estragos de la guerra, quedaría mucho tiempo inservible, siendo su terreno utilizado para la siembra de maíz.


Por fortuna, entre 1920 y 1930 se celebraron sobre ese escenario algunos juegos con equipos locales y de la región, “incluso entre novenas de mujeres que causaron gran expectación”, recuerda don Ángel Encinas Blanco en su libro “El Béisbol en Hermosillo”.

“Al inicio de la tercera década el “Parque Madero” sufrió una transformación radical –periódico El Pueblo/1930– derribándose las casas (incluso aquella donde nació Jesús García Corona, el Héroe de Nacozari) de su alrededor, además de que el gobierno compró los terrenos aledaños donde la familia Camou tenía sus huertas.

 


Contra Fabriles

 

En 1931 la afición hermosillense tuvo la oportunidad de presenciar una serie del famoso equipo Fabriles que andaba de gira por toda esta región, ganándole a Hermosillo por limpia.

El primer partido triunfó con pitcheo de “Gualo” Ampudia y jonrón de Manuel “Moro” Chávez. En el segundo, Arturo Angulo superó a Francisco “El Viejo” López Palafox y las otras victorias fueron de Manuel Bugarini y el Zurdo Dorantes.

Después de esa confrontación y luego de que el Gral. Jaime Carrillo, jefe de Operaciones Militares que impulsaba en gran forma al béisbol y había sido removido a comandancia militar del país, las gradas fueron desmanteladas ante el escepticismo generalizado de los aficionados.

Por fortuna en 1932 don Fernando M. Ortiz, un hombre apasionado del béisbol, organizó y dirigió un fuerte circuito de pelota que sería granero para el equipo Hermosillo local de donde saldrían grandes jugadores, especialmente del equipo campeón “Veteranos” dirigido por “El Viejo” López.



Ese año, el gobernador Rodolfo Elías Calles anunció el proyecto de construcción sobre el “Parque Madero” un edificio con el nombre de “La Casa del Pueblo” que, como ya lo anotamos. iba a ser sede de las oficinas del entonces Partido Nacional Revolucionario (hoy PRI) y organizaciones sindicales, además de una unidad deportiva con alberca, canchas de tenis y frontenis e incluso juegos infantiles.

 

Réplica del “Venustiano Carranza”

 


Reitero: Los primeros tres juegos en el nuevo estadio de la “Casa del Pueblo” –una réplica del “Venustiano Carranza” construido en 1914 en la Ciudad de México–, la escenificaron el potente equipo PNR, fundado por Fernando M. Ortiz y el México-El Paso, quedando la serie en casa. La única derrota de los capitalinos que lucieron un uniforme crema con vivos y gorra color rojo, fue de Manuel “Ciclón” Echeverría.

Con ese histórico equipo también alinearon peloteros que registrarían capítulos por demás notables en la pelota mexicana, como Ángel Castro, Jesús “Cochihuila” Valenzuela, Jesús Astráin, Alfonso “Chivo” de la Fuente, Mike Simmons, a quienes se les unirían más tarde Héctor “La Comadre” Leal, Manuel “Barbitas” Acuña, Ángel “Diablo” Salas, Armando “Negro” Cota y Enrique Revilla, entre otros.

 


El Agrario y los Cafeteros

 

Ahí en el “Estadio de la Casa del Pueblo”, en 1935, se disfrutaría a más no poder la confrontación entre Hermosillo y el Agrario que acababa de coronarse campeón en la Liga Mexicana de Béisbol y que entre sus jugadores venía ni más ni menos que ¡Zenón Ochoa! –fue la primera vez que el alvaradeño estaba pisando tierra hermosillense sin imaginar que con el paso del tiempo aquí iba a tener su residencia–, así como Francisco y Jesús Torrijos, además de Conrado Martínez y José Jaquinet.

Aquel escenario seguía siendo anfitrión de una gran cantidad de equipos de distintos puntos del país y de EU grandes equipos, como también sucedió en 1939 al recibir

a los Cafeteros de Córdoba, campeones de la Mexicana, dirigidos por el cubano Agustín Bejerano con jugadores de la talla del mismo Zenón Ochoa ¡otra vez!, Rafael “Sungo” Pedroza, Luis “Molinero” Montes de Oca, Pepe Gutiérrez, Manuel “Popeye” Salvatierra, Manuel “Ciclón” Echeverría, Héctor “La Comadre” Leal, “Taco” Martínez, “Guacho” García, entre otros.

 


Piratas contra Atléticos

 

Luego, el domingo 31 de marzo de 1940 vestiría sus mejores galas con un gran partido entre los Piratas de Pittsburgh y los Atléticos de Filadelfia… ¡imagínese que emoción y algarabío al gozarse como espectáculo beisbolero a dos auténticos equipos ligamayoristas! Obvio, el parque se vio lleno hasta un lado del terreno de juego para ver de cerca al inmortal mánager Connie Mack, a Honus Wagner (coach), Eddie Collins, Frank Frisch, Al Simmons….

Sería el primer juego transmitido por radio en nuestra región (XEBH) en las voces de Roberto Salazar Dávila y Jesús Astiazarán, sólo que curiosamente…¡narrado en inglés!

El 41 ahí jugarían los Venados y Hermosillo se reforzaría con Manuel “Barbitas” acuña, Francisco “Zurdo” Alcaraz, Laureano Camacho y Morris Ibarra. Con Mazatlán vendrían Daniel “La Coyota” Ríos, Armando “Indian” Torres, Felino Cárdenas, “Cabezón” Uriarte, Memo Ríos…


Precisamente en 1958 en ese escenario de béisbol se tendría un histórico partido entre “Las Estrellas Negras” de Willie Mays y “Las estrellas Blancas” de Roy Sievers y qué decir de aquellas confrontaciones de aquella época entre los campeones de la Liga Invernal Veracruzana y los de la Costa del Pacífico.

 

Notables cuadrangulares

 

Manuel Magallón

Luego de que el segunda base y mánager de Culiacán, Manuel “Shorty” Arroyo, conectara a Manuel “Ciclón” Echeverría el 2 de diciembre el que se considera como primer cuadrangular en “La Casa del Pueblo”, el domingo 9 de ese mes ahí se vio uno de los jonrones más largo “jamás antes visto”.

El obús del estelar de los Venados, Manuel Magallón viajó por encima del asta-bandera que se encontraba arriba de la pizarra y la barda ubicada a 400 pies de home. ¡Le había pescado una curva que no rompió a Francisco “Zurdo” Alcaraz ante la mirada atónica de la fanaticada!


https://primerbat.com/2021/08/22/el-homerun-de-magallon/



Otro enorme cuadrangular registrado en el mismo escenario fue de Luke Easter, el 30 de enero de 1955, frente a Ramiro Cuevas de los Charros de Jalisco.

Fue un tablazo por el jardín derecho que voló la barda de madera a los 350 pies y la de ladrillo ubicada a 400, cayendo la pelota en la casa que tenía Enrique del Razo en una huerta atrás del parque. Hay quienes aseguran que la bola viajó mínimo a una distancia de los 500 pies del plato, vaya usted a saber.

 

“Fernando M. Ortiz”.

 


Fue el 1 de diciembre de 1955 tras una encuesta pública cuando “El estadio de la Casa del Pueblo” recibió el nombre de “Fernando M. Ortiz”, en homenaje a la trayectoria de quien con gran pasión destacó como organizador e impulsor del béisbol amateur y luego de los entonces “Queliteros” (Liga de Sonora) y más tarde “Presidentes” de Hermosillo (Costa del Pacífico).

Es histórico día se inició aquí la X temporada de la Liga de la Costa del Pacífico contra Obregón, pero por esas cosas del destino don Fernando no pudo presenciar tan alta honra ya que un año antes, el 9 de diciembre, había fallecido.

La declaratoria inaugural estuvo a cargo del profesor Lázaro Mercado en su calidad de director general de Educación en la entidad y el juego lo ganó Obregón 6-0 con pitcheo de Francisco “Conde” Ramírez y dos cuadrangulares de Jim Lemon.

En la obra citada de Encinas Blanco, señala que el 9 de octubre de 1969 se le dotó al “Fernando M. Ortiz” de nuevas y más modernas torres de alumbrado; más altas que las existentes desde 1953, constituyéndose en el parque mejor alumbrado del país.

Sin embargo, un día de febrero de 1972,  tan noble e histórico parque, “se fue a mejor vida”.

 

Olvidaron su historia

 


No importó todo ese riquísimo legado-historial descrito y los banderines conseguidos en la Liga de Sonora (el 44 con “Francisco “El Viejo” López); la Costa del Pacífico (1946-1947 y 56-57), además de 1960-61 y 1961-62 de la Invernal de Sonora con Virgilio Arteaga de Mánager y el último visto en ese parque (70-71 con Maury Wills de timón) ante Los Mochis con el tablazo espectacular de Bob Darwin (2) que le dio a los Naranjeros el boleto a la primer Serie del Caribe representando a México.

Cuánto legado en aquel recordado e histórico escenario de los Thomas Gilroy, “Ciclón”, “Cochihuila”, Gene Bearden, Art Lilly, Luke Easter, Ramón “Cochi” Preciado, Bob Lemon, Joe Brovia, Earl Averill, Hubert “Chutabaco” Kittle, Claudio Solano, Bob Bowman, Ángel Castro, Virgilio, Espino, Orestes Miñoso, Blas, Eradio, Suby, Sotelo, Leo, Bache, Manzo, Horacio Solano, “El Avestruz” y “El Diablo”, Fitch, Acosta, Tim Johnson, Alan Foster, Wills, “Cananea”, Roberto Méndez, “El Tambo” Villarreal, “Kalimán”, Alfredo Ortiz, Saúl Montoya, Pancho Barrios, quien allí debutó; Manuel Lugo, Ángel Macías, Celerino, Max, Pilo, Gilje…

 

Lo que pudo haber sido y no fue

 

Sí: lo que “el viento se llevó” por la ingratitud humana y social.

Todavía, y creo que así será por la eternidad, sigo pensando que de no haber aparecido “la picota” que todo lo destruye, hoy el “Fernando M. Ortiz” sirviera al béisbol infantil, juvenil y amateur e incluso, podría ser sede del Salón de la Fama del Deportista Sonorense.

Fuera nuestro “Cooperstown” sonorense.

Imagínese: tuviéramos tres grandes escenarios: el “Fernando M. Ortiz, el que se construyó con el nombre de “El Coloso del Choyal”, hoy Academia “Héctor Espino”… y el nuevo Fernando Valenzuela.

Concluyo: si en 1972 los hermosillenses se hubieran opuesto de una manera organizada al enterarse de los planes oficiales de destruirlo, todavía lo estaríamos disfrutando aquel histórico parque. Pero no sucedió así; nadie dijo nada, desafortunadamente.

Y, al no presentarse alguna protestas o presión alguna el gobierno de Faustino Félix Serna con las manos en la cintura de la noche a la mañana lo derrumbó, dando al traste con toda una historia y tradición que envolvía para dar paso en ese lugar a un Parque Infantil.


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