Al Bat
Olvidaron la historia
Por Jesús Alberto Rubio
Hay memoria colectiva:
Pasa el tiempo y en verdad que el sentir hermosillense es de reclamo en torno a la decisión de haberse destruido en 1972 el estadio de béisbol “Fernando M. Ortiz”.
Vamos juntos a la historia:
Los orígenes del parque se remontan a 1908 ubicado sobre “La Alameda”
de Hermosillo, que luego se denominó “Ramón Corral”, curiosamente con el campo
de juego al revés, con el plato (home plate) donde después fue el jardín
central.
El campo construido con
tribunas de madera especialmente para jugar béisbol se llamaría “Francisco I. Madero”
tras el triunfo de la revolución Maderista. Sin embargo, por los estragos de la
guerra, quedaría mucho tiempo inservible, siendo su terreno utilizado para la siembra
de maíz.
Por fortuna, entre 1920 y
1930 se celebraron sobre ese escenario algunos juegos con equipos locales y de
la región, “incluso entre novenas de mujeres que causaron gran expectación”,
recuerda don Ángel Encinas Blanco en su libro “El Béisbol en Hermosillo”.
“Al inicio de la tercera
década el “Parque Madero” sufrió una transformación radical –periódico El
Pueblo/1930– derribándose las casas (incluso aquella donde nació Jesús García
Corona, el Héroe de Nacozari) de su alrededor, además de que el gobierno compró
los terrenos aledaños donde la familia Camou tenía sus huertas.
Contra Fabriles
En 1931 la afición
hermosillense tuvo la oportunidad de presenciar una serie del famoso equipo
Fabriles que andaba de gira por toda esta región, ganándole a Hermosillo por
limpia.
El primer partido triunfó
con pitcheo de “Gualo” Ampudia y jonrón de Manuel “Moro” Chávez. En el segundo,
Arturo Angulo superó a Francisco “El Viejo” López Palafox y las otras victorias
fueron de Manuel Bugarini y el Zurdo Dorantes.
Después de esa
confrontación y luego de que el Gral. Jaime Carrillo, jefe de Operaciones
Militares que impulsaba en gran forma al béisbol y había sido removido a comandancia
militar del país, las gradas fueron desmanteladas ante el escepticismo
generalizado de los aficionados.
Por fortuna en 1932 don
Fernando M. Ortiz, un hombre apasionado del béisbol, organizó y dirigió un
fuerte circuito de pelota que sería granero para el equipo Hermosillo local de
donde saldrían grandes jugadores, especialmente del equipo campeón “Veteranos”
dirigido por “El Viejo” López.
Ese año, el gobernador
Rodolfo Elías Calles anunció el proyecto de construcción sobre el “Parque
Madero” un edificio con el nombre de “La Casa del Pueblo” que, como ya lo
anotamos. iba a ser sede de las oficinas del entonces Partido Nacional Revolucionario
(hoy PRI) y organizaciones sindicales, además de una unidad deportiva con
alberca, canchas de tenis y frontenis e incluso juegos infantiles.
Réplica del “Venustiano
Carranza”
Reitero: Los primeros
tres juegos en el nuevo estadio de la “Casa del Pueblo” –una réplica del
“Venustiano Carranza” construido en 1914 en la Ciudad de México–, la escenificaron
el potente equipo PNR, fundado por Fernando M. Ortiz y el México-El Paso,
quedando la serie en casa. La única derrota de los capitalinos que lucieron un
uniforme crema con vivos y gorra color rojo, fue de Manuel “Ciclón” Echeverría.
Con ese histórico equipo
también alinearon peloteros que registrarían capítulos por demás notables en la
pelota mexicana, como Ángel Castro, Jesús “Cochihuila” Valenzuela, Jesús
Astráin, Alfonso “Chivo” de la Fuente, Mike Simmons, a quienes se les unirían
más tarde Héctor “La Comadre” Leal, Manuel “Barbitas” Acuña, Ángel “Diablo”
Salas, Armando “Negro” Cota y Enrique Revilla, entre otros.
El Agrario y los
Cafeteros
Ahí en el “Estadio de la
Casa del Pueblo”, en 1935, se disfrutaría a más no poder la confrontación entre
Hermosillo y el Agrario que acababa de coronarse campeón en la Liga Mexicana de
Béisbol y que entre sus jugadores venía ni más ni menos que ¡Zenón Ochoa! –fue la
primera vez que el alvaradeño estaba pisando tierra hermosillense sin imaginar
que con el paso del tiempo aquí iba a tener su residencia–, así como Francisco
y Jesús Torrijos, además de Conrado Martínez y José Jaquinet.
Aquel escenario seguía
siendo anfitrión de una gran cantidad de equipos de distintos puntos del país y
de EU grandes equipos, como también sucedió en 1939 al recibir
a los Cafeteros de
Córdoba, campeones de la Mexicana, dirigidos por el cubano Agustín Bejerano con
jugadores de la talla del mismo Zenón Ochoa ¡otra vez!, Rafael “Sungo” Pedroza,
Luis “Molinero” Montes de Oca, Pepe Gutiérrez, Manuel “Popeye” Salvatierra,
Manuel “Ciclón” Echeverría, Héctor “La Comadre” Leal, “Taco” Martínez, “Guacho”
García, entre otros.
Piratas contra Atléticos
Luego, el domingo 31 de
marzo de 1940 vestiría sus mejores galas con un gran partido entre los Piratas
de Pittsburgh y los Atléticos de Filadelfia… ¡imagínese que emoción y algarabío
al gozarse como espectáculo beisbolero a dos auténticos equipos ligamayoristas!
Obvio, el parque se vio lleno hasta un lado del terreno de juego para ver de
cerca al inmortal mánager Connie Mack, a Honus Wagner (coach), Eddie Collins,
Frank Frisch, Al Simmons….
Sería el primer juego
transmitido por radio en nuestra región (XEBH) en las voces de Roberto Salazar
Dávila y Jesús Astiazarán, sólo que curiosamente…¡narrado en inglés!
El 41 ahí jugarían los
Venados y Hermosillo se reforzaría con Manuel “Barbitas” acuña, Francisco
“Zurdo” Alcaraz, Laureano Camacho y Morris Ibarra. Con Mazatlán vendrían Daniel
“La Coyota” Ríos, Armando “Indian” Torres, Felino Cárdenas, “Cabezón” Uriarte,
Memo Ríos…
Precisamente en 1958 en
ese escenario de béisbol se tendría un histórico partido entre “Las Estrellas
Negras” de Willie Mays y “Las estrellas Blancas” de Roy Sievers y qué decir de
aquellas confrontaciones de aquella época entre los campeones de la Liga
Invernal Veracruzana y los de la Costa del Pacífico.
Notables cuadrangulares
Luego de que el segunda
base y mánager de Culiacán, Manuel “Shorty” Arroyo, conectara a Manuel “Ciclón”
Echeverría el 2 de diciembre el que se considera como primer cuadrangular en
“La Casa del Pueblo”, el domingo 9 de ese mes ahí se vio uno de los jonrones
más largo “jamás antes visto”.
El obús del estelar de
los Venados, Manuel Magallón viajó por encima del asta-bandera que se
encontraba arriba de la pizarra y la barda ubicada a 400 pies de home. ¡Le
había pescado una curva que no rompió a Francisco “Zurdo” Alcaraz ante la
mirada atónica de la fanaticada!
https://primerbat.com/2021/08/22/el-homerun-de-magallon/
Otro enorme cuadrangular
registrado en el mismo escenario fue de Luke Easter, el 30 de enero de 1955, frente
a Ramiro Cuevas de los Charros de Jalisco.
Fue un tablazo por el
jardín derecho que voló la barda de madera a los 350 pies y la de ladrillo
ubicada a 400, cayendo la pelota en la casa que tenía Enrique del Razo en una
huerta atrás del parque. Hay quienes aseguran que la bola viajó mínimo a una
distancia de los 500 pies del plato, vaya usted a saber.
“Fernando M. Ortiz”.
Fue el 1 de diciembre de
1955 tras una encuesta pública cuando “El estadio de la Casa del Pueblo”
recibió el nombre de “Fernando M. Ortiz”, en homenaje a la trayectoria de quien
con gran pasión destacó como organizador e impulsor del béisbol amateur y luego
de los entonces “Queliteros” (Liga de Sonora) y más tarde “Presidentes” de
Hermosillo (Costa del Pacífico).
Es histórico día se
inició aquí la X temporada de la Liga de la Costa del Pacífico contra Obregón,
pero por esas cosas del destino don Fernando no pudo presenciar tan alta honra
ya que un año antes, el 9 de diciembre, había fallecido.
La declaratoria inaugural
estuvo a cargo del profesor Lázaro Mercado en su calidad de director general de
Educación en la entidad y el juego lo ganó Obregón 6-0 con pitcheo de Francisco
“Conde” Ramírez y dos cuadrangulares de Jim Lemon.
En la obra citada de
Encinas Blanco, señala que el 9 de octubre de 1969 se le dotó al “Fernando M.
Ortiz” de nuevas y más modernas torres de alumbrado; más altas que las
existentes desde 1953, constituyéndose en el parque mejor alumbrado del país.
Sin embargo, un día de
febrero de 1972, tan noble e histórico
parque, “se fue a mejor vida”.
Olvidaron su historia
No importó todo ese
riquísimo legado-historial descrito y los banderines conseguidos en la Liga de
Sonora (el 44 con “Francisco “El Viejo” López); la Costa del Pacífico (1946-1947
y 56-57), además de 1960-61 y 1961-62 de la Invernal de Sonora con Virgilio
Arteaga de Mánager y el último visto en ese parque (70-71 con Maury Wills de timón)
ante Los Mochis con el tablazo espectacular de Bob Darwin (2) que le dio a los
Naranjeros el boleto a la primer Serie del Caribe representando a México.
Cuánto legado en aquel
recordado e histórico escenario de los Thomas Gilroy, “Ciclón”, “Cochihuila”,
Gene Bearden, Art Lilly, Luke Easter, Ramón “Cochi” Preciado, Bob Lemon, Joe
Brovia, Earl Averill, Hubert “Chutabaco” Kittle, Claudio Solano, Bob Bowman, Ángel
Castro, Virgilio, Espino, Orestes Miñoso, Blas, Eradio, Suby, Sotelo, Leo,
Bache, Manzo, Horacio Solano, “El Avestruz” y “El Diablo”, Fitch, Acosta, Tim
Johnson, Alan Foster, Wills, “Cananea”, Roberto Méndez, “El Tambo” Villarreal,
“Kalimán”, Alfredo Ortiz, Saúl Montoya, Pancho Barrios, quien allí debutó;
Manuel Lugo, Ángel Macías, Celerino, Max, Pilo, Gilje…
Lo que pudo haber sido y
no fue
Sí: lo que “el viento se
llevó” por la ingratitud humana y social.
Todavía, y creo que así
será por la eternidad, sigo pensando que de no haber aparecido “la picota” que
todo lo destruye, hoy el “Fernando M. Ortiz” sirviera al béisbol infantil,
juvenil y amateur e incluso, podría ser sede del Salón de la Fama del
Deportista Sonorense.
Fuera nuestro “Cooperstown”
sonorense.
Imagínese: tuviéramos tres
grandes escenarios: el “Fernando M. Ortiz, el que se construyó con el nombre de
“El Coloso del Choyal”, hoy Academia “Héctor Espino”… y el nuevo Fernando
Valenzuela.
Concluyo:
si en 1972 los hermosillenses se hubieran opuesto de una manera organizada al
enterarse de los planes oficiales de destruirlo, todavía lo estaríamos
disfrutando aquel histórico parque. Pero no sucedió así; nadie dijo nada,
desafortunadamente.
Y, al no presentarse
alguna protestas o presión alguna el gobierno de Faustino Félix Serna con las
manos en la cintura de la noche a la mañana lo derrumbó, dando al traste con
toda una historia y tradición que envolvía para dar paso en ese lugar a un
Parque Infantil.
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